Economia
Por Augusto Townsend K.
Un crimen contra la humanidad. Así fue calificada la producción de biocombustibles a principios del 2008, cuando la tendencia alcista en los precios de los alimentos causaba mella en los países más pobres. Incluso, Peter Braback, el CEO de Nestlé a nivel mundial, los tildó de “moralmente inaceptables”, por poner en riesgo elsuministro global de alimentos.
Algunos casos emblemáticos empezaron a surgir en la prensa, como constataciones irónicas de la recientemente bautizada “crisis mundial de los alimentos”. En México, las tortillas (que se sirven del maíz como insumo) incrementaron su precio en 50%, esto es, 10 veces más que el aumento en la remuneración mínima vital dispuesta por el gobierno de ese país en paralelo, deacuerdo con Enrique C. Ochoa, profesor de la California State University. La causa de lo anterior: la creciente utilización del maíz como insumo en la producción de etanol, un sustituto cada vez más popular de la gasolina.
En Estados Unidos, un tercio del maíz producido se destinaba por ese entonces a la producción de etanol, mientras que en la Unión Europea la mitad de los aceites se utilizabapara producir biodiésel (un sustituto del diésel). En el primer país, el incremento de 22% en el área cultivada de maíz en el 2007 había tenido como correlato una caída de 16% en la producción de semilla de soya. En Europa, igual: la mayor producción de canola y girasol (insumos del biodiésel) se había dado a costa de una menor producción de trigo. El diagnóstico, entonces, era evidente: la frenéticaescalada del precio del petróleo había impulsado significativamente la producción de biocombustibles, y al utilizar éstos las tierras que antes se aprovechaban para producir alimentos, los precios de los últimos no tenían a dónde más ir que al cielo.
De hecho, el precio del maíz se triplicó entre enero del 2005 y junio del 2008, mientras que el del trigo aumentó en 127% durante ese lapso. Peroel momento cúspide del rechazo a los biocombustibles –sólo meses después de que fueran internacionalmente celebrados como una cura celestial a la adicción al petróleo– ocurrió cuando el diario británico The Guardian reveló detalles acerca de un estudio del Banco Mundial (pensado sólo para circulación interna), el cual sentenciaba que el 75% del incremento en los precios de los alimentos entre enerodel 2002 y febrero del 2008 (lapso durante el que el índice de precios de los alimentos subió 140%) era consecuencia de la mayor producción de biocombustibles. Poco antes, el gobierno de Estados Unidos había tratado de hacer ese cálculo y el resultado al cual había arribado era de sólo un 3%.
La alarma se propagó alrededor del globo. Time dijo que los granos de maíz que se necesitaban parallenar el tanque de una camioneta SUV podían alimentar a una persona por un año entero. The Economist reportó, citando cifras de la ONU, que si ya había cerca de 1,000 millones de personas viviendo con US$1 por día o menos (la medida usual de la pobreza extrema), otros 100 millones se sumarían a ese grupo como consecuencia de alza de los alimentos, con lo que se desbaratarían por completo todos losavances en materia de alivio a la pobreza realizados en la década previa.
Repensando el diagnóstico
Pese a todo ello, la decisión de culpar principalmente a los biocombustibles por la “agflación” podría haberse tomado de forma apresurada. Más certero sería decir que la sustitución de cultivos alimenticios por bioenergéticos ha influido en alguna medida en el alza del precio de los alimentos, perosin haber sido el único factor ni tampoco el más relevante.
Según el Ministerio de Agricultura, la producción de biocombustibles es sólo uno de los factores temporales de la “crisis mundial de los alimentos”, siendo los otros el alza del precio de la energía, la reducción de la oferta (por otras razones, como la sequía), la presión especulativa y los subsidios. Y más allá de los factores...
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