Entre imagen y pensamiento
“Philip Jhonson, en su comentario a la obra de Reyner Banham Teoría y diseño en la primera época de la máquina escribió: “las formas engendran más formas, mientras que las ideas pocas veces tienen influencia en ellas”. Pero las formas no engendran más formas por un proceso mecánico evolutivo. Es la idea de que pueden hallarse formas más precisas lo que crea laarquitectura de una época. Los historiadores de la arquitectura tienen razón al enfocar la importancia de la arquitectura como producto final, considerando el aspecto del edificio, su construcción y la eficiencia con que cumple su propósito. Pero los arquitectos que crearon tales edificios también estaban preocupados por problemas más filosóficos así como por justificar la elección de unas formasmateriales en vez de otras. El arquitecto no define su obra solamente por una serie de racionalizaciones como las de un científico, o por presión del ‘espíritu del tiempo’ (Zeitgeist). Tampoco llega a ella por una intuición libre, como el músico o el pintor. Piensa las formas intuitivamente e intenta justificarlas racionalmente. Se produce así un proceso dialéctico regido por lo que podemos llamar lateoría de la arquitectura, que sólo puede ser estudiada en términos éticos y filosóficos.” Peter Collins
Collins sostenía que el período 1750-1950 era el que mejor compartía los intereses e ideales de los arquitectos contemporáneos, con lo cual habría que entender que o bien no ubicaba el origen del debate en el pasado sino en el presente, o bien que su concepción de que no hayarquitectura sin ideas lo explicaba todo, incluso el no tener que profundizar en él. Esta tendencia histórica a cuestionar la filosofía y la teoría en general, adquiere su carácter marcadamente partidista mucho después de la revolución científica del siglo XVII. Sobre todo cuando Francia y Alemania tratan emular el desarrollo industrial alcanzado por la Inglaterra del siglo XVIII y XIX. Lanecesidad de estos países de contar con trabajadores para la industria y una opinión pública progresista que estimularan y no cuestionaran su expansión capitalista, abrió el camino a una filosofía y una educación acorde a los tiempos, el positivismo del s. XIX, cuya aportación fundamental es la ampliación de la problemática arquitectónica a un contexto cultural y social .
Siguiendo esta líneaargumental, en los manifiestos de Engels se insinúa que cuando una sociedad está moralmente en crisis es capaz de impulsar el desarrollo cultural y, por tanto, el desarrollo teórico; pero que cuando halla salida a esa crisis en el Capital, se sigue la teoría contraria. “Con la Revolución de 1848, la Alemania ‘culta’ rompió con la teoría y abrazó el camino de la práctica(…)Pero en la medida en que laespeculación abandonaba el cuarto de estudio del filósofo para levantar su templo de estudio en la Bolsa, la Alemania culta perdía aquel gran interés teórico que había hecho famosa a Alemania durante el tiempo de su mayor humillación política (..) “. Sin embargo, estas dos situaciones pueden coexistir. De hecho, en el s.XIX todavía se vive una situación de crisis en el capitalismo apenas paliada conalgún episodio puntual de repuntes en la bolsa… etc. Esta situación hace que surjan numerosas ideas contrapuestas cuyas aspiraciones, matizadas, puedan ser compartidas dado que el fin de la arquitectura no es el servicio a sí misma ni a la persona que la realiza, sino a la sociedad que demanda respuestas.
Es esta vertiente social de la arquitectura la que condiciona su evolución y por ello, elestudio del debate social generado en una determinada época nos puede ayudar en el entendimiento de su arquitectura.
Por esto Collins se centra en el estudio de la arquitectura moderna, tras enmarcarlo en un tiempo concreto que va desde 1750 a 1950, distinguiendo varias fuentes de inspiración de las formas arquitectónicas: los historicismos como anclaje al pasado; las analogías (funcionales,...
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