Estudiante
Josep M Ramona
Unidad de Tabaquismo. Hospital Universitario de Bellvitge. Hospitalet de Llobregat. Barcelona. España.
Artículo
El consumo de tabaco constituye la principal causa prevenible de morbimortalidad, pero sólo alrededor de un 60% de médicos generalistas y especialistas confían en su habilidad paraaconsejar de forma adecuada a sus pacientes de que abandonen el hábito.
En pacientes que han padecido un IAM, el abandono del consumo de tabaco se asocia con unas menores tasas de reinfarto y con un incremento de la supervivencia, lo que, por sí solo, justificaría la importancia del consejo antitabáquico en la reducción de la mortalidad coronaria y de los acontecimientos no fatales. La mayoría de lassociedades científicas1,2 hacen un especial énfasis en la ayuda a los pacientes fumadores en su proceso de abandono del consumo de tabaco como una de las principales medidas de prevención secundaria, que debería ser usada de forma sistemática en dichos pacientes.
En un reciente estudio realizado en 9 países europeos3, entre ellos España, en pacientes coronarios que requirieron hospitalización,se comprobó que en un 20% de los pacientes no constaba el consumo de tabaco en su historia clínica, y que en un 35% de los casos no existían registros del consumo en las visitas y controles de seguimiento. Un punto todavía más significativo presentado por el mismo estudio fue que el 50% de los pacientes inicialmente fumadores continuaban fumando, o había recaído, a los 3 meses del episodioinicial.
En un excelente metaanálisis realizado por Berkel et al4 sobre el impacto de las intervenciones frente al tabaquismo en el pronóstico de los pacientes coronarios se observó, al analizar los datos combinados de 10 ensayos aleatorizados, un 61% de abandonos entre el grupo intervención en comparación con el 42% estimado en los grupos control, con una reducción del 50% en el número de fumadores(OR = 0,5; IC del 95%, 0,41-0,61) cuando existe intervención por parte de los profesionales de la salud sobre el paciente coronario fumador. El mismo estudio, y a partir de estudios observacionales, estimó una reducción del 38 y del 43% de la mortalidad y episodios no fatales, respectivamente, entre pacientes coronarios que dejaron de fumar respecto a los que continuaban fumando.
Ante todosestos datos, no cabe ninguna duda de que los pacientes coronarios que continúan fumando, o recaen a los pocos meses, tienen un peor pronóstico que aquellos que dejan de fumar de forma definitiva. Si bien la carga asistencial es un hecho a tener en cuenta, la continuidad de la atención cardiológica en los pacientes coronarios permite la implementación de intervenciones breves, cuyo papel resultaráfundamental en el manejo del paciente fumador. Estas intervenciones se han resumido en cuatro puntos básicos: a) preguntar siempre por el consumo; b) aconsejar de forma clara a los pacientes fumadores sobre el abandono del consumo; c) ayudar a los fumadores que deseen dejar el tabaco, y d) establecer seguimientos que eviten posibles recaídas.
Son varias las posibles estrategias que se han aplicadoen el manejo y la intervención del paciente fumador, pero son aquellas que combinan un consejo intensivo con estrategias conductuales y tratamiento farmacológico las que han demostrado unas mayores tasas de éxitos.
En relación con el consejo al paciente, es deseable una aproximación positiva e individualizada del problema, ya que es mucho más motivador si se pone un especial énfasis en losbeneficios del abandono del consumo. Las estrategias conductuales se basan, en parte, en que el tabaquismo es una conducta aprendida, y su objetivo es identificar y cambiar esos factores que se asocian con el consumo de tabaco. Deberíamos aconsejar estrategias que permitan identificar estos factores asociados con los deseos de fumar y sustituirlos por otro tipo de actividades. Si al consejo y a las...
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