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Cuando se aborda el estudio del derecho romano, entendiendo a este –en sentido estricto- como el conjunto de normas y principios jurídicos que rigieron la conducta del pueblo romano desde la fundación de Roma (año 753 a.J.C.) hasta la muerte del emperador Justiniano (año 565 d.J.C.)1, resulta imprescindible adentrarse en la compilación de las leyes y jurisprudencia romanasordenada por este último gobernante bizantino, conocida como Corpus Iuris Civilis, no solo por su notable trascendencia histórica y jurídica, sino porque constituye el antecedente por antonomasia del derecho moderno universal.
Esta monumental obra jurídica, realizada en tan solo seis años (527-535 d.J.C.) ha sido, indudablemente, la que más ha influido en la configuración de las legislacionesmodernas. En sentido, el maestro LUIS RODOLFO ARGUELLO ha expresado con total acierto que “los grandes preceptos que sirven de base al mundo jurídico moderno son siempre los que los romanos establecieron y, con toda razón se ha sostenido, a nadie le es permitido repudiar esta herencia sino al precio de romper con el pensamiento de los juristas, de reemplazar el derecho por la arbitrariedad o laviolencia”. 2
La compilación de Justiniano, denominada a partir de la edición completa que publicó Dionisio Godofredo en 1583 en Ginebra, con el nombre de Corpus Iuris Civilis3, concentra en un solo cuerpo, todos los principios, conceptos, leyes, y jurisprudencia, que representan el máximo esplendor de la sabiduría romana, y que constituyen el origen de la mayoría de las institucionesjurídicas conocidas en la actualidad. Así, la capacidad jurídica y capacidad de obrar, los conceptos de acción y de excepción, los lineamientos esenciales del derecho sucesorio, como la legítima y el testamento, la justa causa, los vicios de la voluntad en la teoría del negocio jurídico, el derecho de obligaciones, la doctrina de la libertad de las partes contratantes, la responsabilidad jurídica, loscontratos consensuales, los derechos reales, la usucapión, la diferenciación entre propiedad y posesión, solo por citar algunos ejemplos, son cuestiones que reconocen una innegable prosapia romanista.
Ello, sin contar algunos principios y conceptos fundamentales, que configuran el basamento básico de la cultura jurídica occidental, y que son motivo de innumerables citas, tanto en textos jurídicos,como en reseñas y fallos jurisprudenciales. Así, entre otros, podemos referirnos a la célebre definición del Derecho que brinda el jurisconsulto Celso como el “arts boni et aequi” (el arte de lo bueno y equitativo), la bona fides (buena fe), la aequitas (equidad), sin olvidad, los tres preceptos del derecho (tria iuris praecepta), esbozados por Ulpiano, que resumen los deberes que el derechoobjetivo impone a los individuos: “honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere” (“vivir honestamente, no dañar a otro, y dar a cada uno lo suyo”). Probablemente, muchos abogados, juristas, y jueces, en determinado momento de la carrera de Derecho, hayan visto o estudiado algunos de estos señeros conceptos.
Como ha dicho el romanista español ANTONIO FERNÁNDEZ DE BUJÁN, “el derechoromano, sin duda, es el que ha alcanzado un mayor grado de perfección en la historia de la humanidad, tanto desde el punto de vista de la justicia de sus contenidos como el de la técnica y la lógica perenne de la argumentación jurídica”.4 La máxima expresión de ese derecho se encuentra contenido en el Corpus de Justiniano. De allí, la importancia de su estudio.
II.- Justiniano y su obra degobierno:
Nacido en el año 482, en Tauresium, una pequeña aldea ubicada en la región de Iliria (actual República de Macedonia), en el seno de una familia muy humilde, Flavius Petrus Sabbatius Justinianus, más conocido como Justiniano, gobernó en lo que se conoce como Imperio Romano de Oriente entre los años 527 y 565 de nuestra era. Su tío materno, Justino I había ascendido en el ejército...
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