Huevo que se cons3erva en alcohol


Un huevo que se conserva en alcohol

Con los ojos vendados y sabiendo que era probable que se dirigiera a una muerte segura, “El Huevo”, Enrique Hernández, oraba mientras sentía el temblor agitado del cuerpo de su compañero sentado a un costado suyo. Por el olor a marihuana y por el antecedente de una conversación con el chofer que dirigía ese vehículo, estaba casi seguro de que seencontraba en el San Pablo de Portoviejo. Bajó del auto y tanto él como el pequeño Walter, su compañero, desfilaron cuesta arriba por una fina escalera de cemento, claro, conducidos por manos extrañas pues aún no veían lo que se encontraba a su alrededor. Al parar su andar los ojos verdes de Enrique no podían creer que tuviera en frente a tres de los delincuentes más temidos de Portoviejo: Chani,Burruchaga y La Nigua. El trío estaba armado lo suficiente como para matar en cuestión de segundos a dos “chismosos” asustados. Una 38 por cada mano, que luego fueron colocadas violentamente sobre una mesa exigían explicaciones de Enrique y de su amigo, que para ese entonces, estaba pálido y casi desmayado sobre las sillas que les habían cedido para que estén cómodos. Tragándose el miedo, El Huevo explicóa Chani que todas las publicaciones de La Hora (medio para el que él y Walter Pulgarín trabajaban en el 2003) se basaban en partes policiales y que, al menos ellos, no tenían nada en su contra. Afortunadamente, Enrique, conversó fluidamente fingiendo seguridad. También fue de suerte que Daniel Bravo Pisco, traficante conocido como Chani, lo recordará de una carrera de bicicross. Al final losdejaron ir y tanto Walter como El Huevo bajaron la escalera casi corriendo, buscando alejarse del, que para ellos fue, su encuentro más cercano con la muerte. Hernández, reconocido fotoperiodista manabita, tuvo que “chupar” tres días para olvidar el incidente. Recuerda esta como la experiencia más peligrosa que ha vivido pese a haber estado en la guerra, del Cenepa, corrido en motocross y bebidoalcohol más de la mitad de sus 50 años.
Lo ves y parece un “gringo” con una cámara, un turista. Sus ojos claros resaltan entre sus arrugas pero su cabello lacio, casi rubio, al estilo Bon Jovi, le da un aire de juventud. La ropa informal y cómoda acentúa ese look de explorador y su gorrito de safari color beige es infaltable en cualquier cobertura porque el sol lo pone rojo. Nadie pensaría que Enriquees funcionario de una institución pública sino ve su credencial del Gobierno Provincial de Manabí colgando de su cuello. A diferencia de otros fotógrafos, Hernández, tiene otras pasiones entre las que se encuentran una banda musical y la bebida. Tiene una trayectoria larga que se refleja en fotos con experiencia. Tiene 50 años, se nota pero cuesta que lo diga. Es licenciado en comunicación y sepodría decir que tiene una vida casi normal que se desarrolla entre recorridos por la provincia, su hogar formado por su esposa y tres hijos, y el Bar 6 de diciembre.
“Si tengo más de 3 días sin pegarme un trago no hago una buena foto” explica Enrique a Marlene, una de sus compañeros de trabajo justificando el bajo rendimiento de sus imágenes del día. Le promete solucionarlo al terminar delaborar bajando del Consejo y caminando apenas dos cuadras, para llegar al bar 6 de diciembre que es ya su segundo hogar. La pasión de Enrique por la bebida viene desde joven y dice él, lo mantiene sano “conservado en alcohol”. Inclusive en su bolso de fotografía, cuando se lo lleva a viajes, carga una cantimplora, de esas que usan los militares, llena de caña. Para él un buen currincho es mil vecesmejor que cualquier whisky.
Enrique se inició en el mundo de la fotografía a los 14 años, después de salir a vacaciones del segundo curso de colegio. Era un joven despierto, sin intenciones de quedarse quieto. Para que no se volviera un vago ni cogiera vicios en la calle, su hermano mayor, Alfredo, lo llevo a trabajar. Alfredo era reportero gráfico de El Diario y junto a Eduardo Vélez, enseñó a...