Juanes orjuela
Las historias sobre ballenas, aquellos relatos de caza en los que el hombre se enfrenta a la bestia, deberían formar parte del pasado. Pero estos enormes y elegantesanimales siguen siendo presa de los cazadores todavía en nuestros días.
Antes de que se extendiese el uso de la electricidad, se utilizaba el aceite de ballena para iluminar los hogares y muchas especiesde este gigantesco animal se capturaban por su grasa y su carne. En el punto álgido de la industria ballenera, se exterminaron especies, una detrás de otra. A lo largo del siglo XX, se podían encontrarproductos de ballena en cualquier consumible, desde los cosméticos para mujeres hasta el combustible para la maquinaria.
Tan sólo en el año 1961 se sacrificaron 66.000 ballenas en una temporada.En 1986 entró en vigor una moratoria sobre la caza comercial de ballenas, con miras a reponer las poblaciones de ballenas que habían sido cazadas hasta situarlas al borde de la extinción. Además, elocéano Índico se ha declarado santuario de ballenas en un esfuerzo por poner freno a esta tendencia. Pero a pesar de estos esfuerzos de conservación, siete de las 13 grandes ballenas continúan enpeligro de extinción, puesto que nuevas amenazas contribuyen a empeorar su ya difícil situación.
A menudo los cupos de captura establecidos son demasiado altos para posibilitar la rápida reproducciónde los grupos de ballenas. Las operaciones pesqueras en Japón * y en Noruega se benefician de la venta de carne de ballena, que puede llegar a alcanzar un precio de hasta 350 dólares (unos 350 euros)por kilo. Las cifras de las capturas se han falsificado e incluso ha habido un episodio en el que se ha utilizado la "investigación científica" como fachada para la caza comercial de ballenas.
Laballena franca del Atlántico Norte ha sido capturada hasta situarla al borde de la extinción. Esta ballena de desplazamiento lento - flota cuando está muerta, al contrario que la mayoría de las...
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