La importancia de la saud
Hace dos años, justo en la frontera que divide a los municipios de San Pedro Ayampuc y San José del Golfo, en el departamento de Guatemala, una pequeña mujer se paró frente a una excavadora y la hizo retroceder. Estela Reyes, vecina de la aldea El Carrizal, plantó su automóvil en medio de la carretera, se bajó y no se movió de ahí durante casi una hora. Era el1 de marzo de 2012, y esa acción, horas más tarde, dio origen a La Puya.
La máquina de varias toneladas, recuerdan los vecinos, bufaba frente a ella, ante su resistencia y la de otros compañeros que se le unieron. Al final, el conductor de la excavadora se rindió y dio marcha atrás. La organización comunitaria que desde entonces, en medio de la carretera, se ha mantenido en resistencia pacíficaen contra del proyecto minero El Tambor. En defensa de los recursos naturales, el agua y el territorio.
“Hoy cumplimos dos años en este lugar”, dice Álvaro Sandoval, uno de los representantes de las comunidades de El Carrizal, La Laguna, San Antonio el Ángel, Tizate, El Dulce, Guapinol, El Sastre, Los Achiotes y La Choleña, unas pertenecientes a San José del Golfo y otras a San Pedro Ayampuc.“Dos años de no movernos, de resistir, de estar aquí las 24 horas del día, los siete días de la semana, bajo el sol, la lluvia, la noche, el frío o el calor. Nada importa”, agrega.
El pasado 1 de marzo en La Puya y sus alrededores hubo celebración. En dos años, este pequeño campamento de organización comunitaria, ha hecho historia en la región norte del departamento de Guatemala. Los pobladores locuentan todo en forma de anécdotas, como breves historias que narran a los más pequeños y a los visitantes. A veces, los protagonistas son ellos mismos enfrentándose en diversas ocasiones a los antimotines, a la policía. Otras, se concentran en repetir los distintos atentados, amenazas y represiones que han sufrido. También las batallas ganadas, como hace apenas una semana cuando 17 máquinas fueronretiradas de las instalaciones del proyecto minero.
“Para nosotros fue una victoria. Si salieron las máquinas es difícil que vuelvan entrar”, confía Sandoval.
La historia de La Puya se ha escrito con el protagonismo de las mujeres. Una mujer inició la resistencia. Cuando el 8 de mayo de 2012, durante la madrugada, llegó un convoy de máquinas dispuestas a entrar en la mina, fueron las mujeres lasque se tendieron en el suelo, cantaron coros y rezaron para impedir que las excavadoras entraran a la mina. Una mujer también, Yolanda Oquelí, líder de la resistencia, sufrió un atentado por arma de fuego un mes después. Y en diciembre de ese mismo año fueron las mujeres las que, de nuevo con cantos y rezos, enfrentaron a los antimotines.
Varias mantas, en lo alto del camino que lleva a La Puya,anuncian que la resistencia conmemora dos años de permanecer en alerta, pacíficamente: “Nuestra lucha es legítima, y la fortaleza es la dignidad de nuestras comunidades”, se lee en una de ellas. Las mujeres, de tal cuenta, hoy están ocupadas. Celebran pero trabajan. Cocinan, hacen tortillas, y así sostienen la resistencia. Y son los hombres los que tienen tiempo para hablar con los visitantes.Carlos Ramírez, agricultor de El Guapinol, explica que La Puya se ubica en el mismo lugar en que Estela Reyes y otros vecinos, en marzo de 2012, impidieron que la excavadora y otras máquinas comenzaran el trabajo dentro de la mina. Es también el lugar en donde se encuentra el ingreso al proyecto Progreso VII Derivado, una de las 12 concesiones mineras de exploración que forman parte delmegaproyecto de extracción El Tambor, administrado en un principio por la empresa canadiense RadiusExplorations Ltd. y su subsidiaria en Guatemala: Exploraciones Mineras de Guatemala, S.A. (Exmingua). Hoy, sin embargo, el proyecto ha sido vendido a la empresa norteamericana Kappes, Cassiday&Associates (KCA).
La licencia de explotación para esta mina fue otorgada en noviembre de 2011, “a pesar de existir...
Regístrate para leer el documento completo.