LA RELIGIÓN OTOMI SIGLO XVII
LA IDOLATRÍA ÑHA-ÑHU DEL SIGLO XVII”
MTRA. MAGDALENA COPCA SANTANA
En 1745, en la región seca y fría, cercana al Nevado de Toluca, donde existía un gran número de pequeños pueblos otomíes, se encontró dentro de una cueva, gran cantidad de ídolos de palo. Tanto la gente de los alrededores, como los de comunidades más alejadas les llevaban comida e incienso. Entretodas aquellas figuras se encontraba una máscara de pedernal, que poniéndosela en la cara “se devisaba él que se la ponía todo el mundo”. Dichas presencias causaron gran expectación entre las autoridades del pueblo de Tenango del Valle, pues se pensaba que la evangelización ya había llegado a su fin.
La información anterior corresponde a un documento encontrado en el Archivo del Arzobispado, y formaparte de la idea inicial de este ejercicio que busca ofrecer una respuesta a mi interés, con respecto al asunto de la idolatría colonial.
En el año 2000 al iniciar un proyecto de Maestría, mi interés se centraba en el estudio de las manifestaciones festivas de los pueblos indios durante el siglo XVI. Durante la búsqueda de información logré encontrar algunos documentos relativos a distintasfestividades católicas celebradas por los pueblos novohispanos. Algunas de estas prácticas, llamaron mi atención, ya que ocurrían en un contexto censurado por la iglesia oficial. Esto es, se trataba de “ceremonias”, “ritos”, “mitotes”, celebrados por indios“idólatras”.
Mi atención se centro en dichas prácticas que tenían una constante: la mayoría de los casos provenía de grupos otomíes. Entonces meacerqué a los trabajos de Louise M. Burkhart, autora que plantea que, por lo menos durante el siglo XVI, existía especialmente entre los grupos nahuas, un fenómeno complejo que involucró no sólo la simple sustitución de creencias y ritos antiguos .1
El planteamiento de Burkhart es muy importante, ya que nos presenta a través de algunos textos, cómo los pueblos indios llevaron a cabo una“negociación”2 que les permitió integrar y complementar las nuevas creencias a su cosmovisión, ajustando sus propios rituales, invocaciones y sacrificios a la novedosa religión que les llegaba allende el mar. Otra base importante para este trabajo, es la obra de Pierre Ragon.3 Este autor plantea, en una forma erudita y provocadora, que no encuentra una clara referencia en las crónicas coloniales acerca deque la estrategia de conversión y convencimiento de los primeros religiosos en la Nueva España, se centrará en el fenómeno de sustituir antiguas deidades por los santos de los conquistadores. Esto, que se puede llamar una política religiosa o pastoral, consistiría en que los frailes aprovecharon las supuestas o reales semejanzas de dioses y templos para “sustituirlas” por imágenes y cultoscristianos, que de acuerdo a Pierre Ragon, no se dio. En gran medida, porque no era la estrategia de los primeros religiosos que arribaron a América, que estaban influidos por las ideas del gran movimiento reformista de la iglesia en Europa.4 Es en este contexto, como explica Ragon, es que no encontramos claros vestigios de una acción evangélica centrada en la sustitución de cultos, tanto en lascartas como en los textos y crónicas escritos por los religiosos de las tres primeras órdenes que arribaron a Nueva España franciscanos, dominicos y agustinos.5
Así, los trabajos arriba citados fueron un referente importante para la elaboración de mi propuesta, especialmente porque muestran, cómo, por parte de los pueblos indios, existieron una serie de acomodos culturales en la forma de vivir suscreencias, integrando, añadiendo y desechando fórmulas y experiencias provenientes de la religión cristiana, todo ello al parecer, dentro del particular marco social, político y cultural de cada grupo indígena.
En el caso particular de los pueblos coloniales otomíes de la zona de Toluca, pude observar, que se dio un fenómeno de coexistencia, una convivencia de los santos del panteón...
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