Las dos caras de Adam Smith Alvaro Fischer Abeliuk
por Alvaro Fischer Abeliuk
Adam Smith decía que una “mano invisible” guiaba al mercado hacia la eficiencia. De
ahí su famosa frase en La Riqueza de las Naciones: “…no esde la benevolencia del
carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su
preocupación por sus propios intereses …que proviene de nuestra propensión a
intercambiar una cosapor otra”. El mercado determina precios y asigna recursos y
bienes de manera eficiente cuando todos los actores defienden con egoísmo sus
intereses.
Por otra parte, el propio Adam Smith había dicho ensu Teoría de los Sentimientos
Morales que “…por muy egoísta que se suponga a las personas, hay algo en su
naturaleza que los insta a preocuparse por la ventura y felicidad de los demás, no
obteniendode ello otro beneficio más que el placer de observarlas”. Esta aseveración
parece contradictoria con la primera, pues no parece coherente sostener que la
eficiencia económica se funda en el egoísmo delas personas, si la naturaleza humana
no es egoísta. El economista Vernon Smith se refiere a esta dicotomía como “las dos
caras de Adam Smith”.
La solución de este puzzle surge de los resultados quearrojan experimentos recientes
con juegos como “el ultimátum”. En él, se entrega a un sujeto una cantidad de dinero y
se le instruye a transferir la proporción que desee a otro sujeto, quien puedeaceptarla
o rechazarla; si la rechaza, ambos jugadores se quedan sin nada. Según la teoría de
las expectativas racionales, en la que se basan los modelos económicos actuales, el
primer jugador deberíaentregar la cantidad más baja posible que el segundo jugador
no rechace, para así quedarse con el monto más alto que pueda. Sin embargo, los
resultados muestran que tanto estudiantes universitariosnorteamericanos como
cazadores recolectores de tribus de Africa suroriental tienden a compartir, en
promedio, una cantidad sorprendentemente cercana a la mitad del dinero. ¿Es que las
personas no son...
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