Las dos culturas
LAS DOS CULTURAS
Charles Percy Snow
Con un Introducción de Stefan Collini
INTRODUCCIÓN
Algunos minutos después de las cinco de la tarde del 7 de mayo de 1959, una corpulenta figura se acercó arrastrando los pies al atril del extremo oeste de la Senate House en Cambridge. En la nave del edificio neoclásico galanamente enlucido se sentaba un vasto grupo de profesores yestudiantes, junto con unos cuantos invitados distinguidos, que se habían reunido para una de las ocasiones públicas sobresalientes de Cambridge, la conferencia anual Rede. La persona que estaba a punto de dirigirse a ellos era C. P. Snow (por entonces más formalmente llamado Sir Charles y que pronto sería Lord Snow, pero conocido en todo el mundo por sus iniciales). Snow había sido investigador científico;tenía una experiencia administrativa de alto nivel en la administración pública y la industria privada; era un novelista exitoso y un destacado crítico; y en esos momentos había alcanzado el indefinible estatus de "figura pública", autorizada a manifestar opiniones sobre toda clase de temas. En el momento en que se sentó, más de una hora más tarde, Snow había hecho por l menos tres cosas: habíalanzado una frase, y tal v.ez hasta un concepto, destinados a una carrera internacional exitosa e ininterrumpida; había formulado un interrogante (o, tal como resultaron las cosas, varios) que cualquier observador reflexivo de las sociedades modernas tiene que abordar; y había iniciado una controversia que iba a ser notable por su alcance, su duración y, al menos en algunos momentos, su intensidad.. El título de la conferencia de Snow era "Las dos culturas y la revolución científica". Las "dos culturas" a las que aludía eran la de los "intelectuales literarios" (tal como él los llamaba) y la de los científicos naturales, entre quienes sostenía encontrar profundo recelos e incomprensiones mutuas, que .a su vez tenían consecuencias nocivas para las perspectivas de aplicación de la.tecnología para aliviar los problemas del mundo: Pero al introducir este tópico ante sus oyentes de Cambridge, Snow poma en el candelero de la discusión pública temas que encontraron un eco a través del planeta y siguieron preocupando e incitando. Puesto que lo que hacía era algo más que examinar cuál debía ser la relación entre las dos culturas que creía haber identificado, e incluso algo más quepreguntarse cómo debían elaborare los programas de facultades y universidades para brindar a la gente una educación adecuada en ambas ramas del conocimiento. Más allá de esas cuestiones acuciantes y preñadas de consecuencias, se preguntaba cuál iba a ser el lugar de Gran Bretaña entre los principales países del mundo; cómo (no si, sino cómo) debían los países ricos ayudar a los pobres; cómo iba a seralimentado el p1neta y que esperanzas traería el futuro para la humanidad. Cualesquiera sean las reservas que podamos tener ahora con respecto a la adecuación de las formulaciones originales de Snow, es imposible sentir que el confuso e inquietante período de la historia que nos separa del mundo aparentemente más confiado de 1959 ha hecho que estas cuestiones sean menos urgentes o más manejables.
Losgrandes tópicos planteados por Snow no son de propiedad exclusiva de ninguna disciplina en particular; en rigor de verdad, reclaman legítimamente la atención de cualquier ciudadano instruido y no deberían limitarse a 'un conjunto de compartimientos académicos. Naturalmente, tienen continuidad con las clases de tópicos que por lo común abordan filósofos, historiadores y sociólogos; hasta qué puntose los debería considerar también parte de la actividad profesional primaria de físicos, químicos y biólogos ha sido precisamente uno de los temas en juego en el debate ulterior. Por estas razones, tendría que. resultar claro que abordar los orígenes y la significación de la idea de las "dos culturas" desde la perspectiva del historiador cultural no es afirmar ningún tipo de superioridad de...
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