Mateo 8
Es increíble como Jesús nos habla constantemente. No importa cuántas veces haya leído y estudiado este pasaje, siempre Dios me da una mirada especial, me anima y me exhorta. El capítulo 8nos habla de un Jesús poderoso y sanador, de su carácter, de cómo su Amor y Compasión no tiene límites para quienes creen y confían en Él.
En este capítulo nos encontramos con varias historias(algunas más largas y otras más cortas); la del Leproso, el centurión y su criado, la suegra de Pedro, el escriba y el discípulo, la tempestad y la barca, y finalmente la de los endemoniados, y en todas ycada una de ellas somos testigos de la autoridad de Jesús, de cómo simplemente al ordenar algo, todo sucede (nótese el comentario de los discípulos de Jesús en Mt. 8:27).
Pero me gustaría detenerme enla primera historia donde Jesús sana al leproso. Hoy no se habla mucho de la lepra, pero en esos tiempos era una enfermedad temida, no sólo por su carácter de enfermedad incurable, sino que tambiénpor el carácter social que adquiría, ya que ser un leproso te convertía en un ser inmundo y como tal, eras expulsado de la ciudad, perdiendo todos tus derechos, toda tú vida y conformándote a vivir ensoledad, frustrado y sintiéndote un extraño de este mundo, rechazado y no querido por nadie, incluso cuenta la historia que los leprosos al acercarse a las ciudades debían gritar que eran inmundos,para que de esta forma las personas se alejaran y no tuviesen contacto con ellas.
Quisiera compartirles, los que William Hendriksen nos comparte en su comentario del Evangelio de Mateo, acerca de lalepra, para que podamos ver algo de la profundidad de qué signicaba ser leproso en la época de Jesús… “La enfermedad que en la actualidad llamamos lepra generalmente empieza con dolor en ciertas zonasdel cuerpo. Luego sigue el entumecimiento de miembros. Pronto la piel pierde su color original en aquellos puntos. Comienza a engrosarse, a ponerse brillante y escamosa. En realidad, la enfermedad se...
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