Mexico mutilado
JUAN PABLO ARANDA
Reseña
México mutilado,
de Francisco Martín Moreno
“¡Cuántos crímenes se han cometido en el nombre sea de Dios y de la democracia!” Así, desde el inicio de la carrera de su narración, puede ya vislumbrarse el pensamiento de Martín Moreno al respecto de los sucesos que marcaron a nuestra nación a mediados del siglo XIX, albores de libertad mexicana, de reformasliberales contra conservadoras, de miseria y raquítica formación del nacionalismo mexicano.
Martín Moreno, Francisco México mutilado (Alfaguara México) 2004, 587pp.
U
na postura bastante radical, antiyanqui y anticlerical, por un lado, y al parecer ciega ante una realidad nacional culpable también de aquellos acontecimientos, por el otro, acompaña paso a paso la descripción de laIndependencia de Texas y la venta posterior de los territorios por Santa Anna a los yanquis. Dos líneas de su argumento se abordarán en esta reflexión. “México es un caos, decían […] una sociedad entreguista a su mejor conveniencia económica”, dice Martín Moreno, y agrega palabras de Santa Anna describiendo al pueblo mexicano: “Los mexicanos somos hijos de la mala vida”. Por supuesto, es necesario darcrédito a las palabras con que se describe al pueblo mexicano, puesto que son palabras que no nos suenan a pasado, sino que tienen la frescura de lo que se acaba de ver, lo que uno siempre ha visto. “México se gobernaba de acuerdo a un grito, y más tarde a una letanía conocida como la de ‘Sálvese quien pueda’… ¿Cuál unión?, ¿Cuál solidaridad? […] ¿Cuál comunidad, cuál patria, cuál nación?”, es la visiónpresentada por un mexicano sobre México, bastante cercana a la visión norteamericana de aquella época: “Ellos, a sus propios ojos, no son país ni nación. Son un conjunto de individuos extraviados en busca de una explicación y de un consuelo. Ninguna liga los une”.
México “mutilado” como recurso poético
ENTORNO 33
Aún cuando el autor tiene claridad sobre la realidad nacional de estosmomentos, es clara una melancólica loa hacia el pueblo mexicano: pueblo engañado, seducido por los más viles intereses, adormecido hasta el grado de no tener rumbo ni esperanza, traicionado por la misma Iglesia católica, para la cual no tiene Martín Moreno más que desdeños y arrogantes ironías. Pero, si vamos un poco más allá del sentimiento nacionalista, si volvemos la cara a ese pueblo miserable quedejó entrar en once ocasiones al Benemérito, al Instrumento de Dios, como llamaban a Santa Anna, al Palacio de Gobierno, a la silla presidencial; si nos detenemos a observar y corroborar tantos “trozos” de México: el del sur contra el norte, el costero contra el del bajío, el criollo contra el indígena, etcétera, quizá podamos ver que, si bien un Estado rige —a medias— sobre un territorio bajouna constitución —malhecha y contradictoria, por decir lo menos— dictada hace ya casi un siglo, observamos, como Will Kymlicka describe en Multicultural Citizenship, naciones dentro de un Estado. Esta realidad era más clara en tiempos de Santa Anna. Y así, en lugar de un México “mutilado” —que alude sólo a dolor físico por la pérdida— podemos ver uno “dividido”, que expresa, a mi parecer, muchomejor la realidad que se vivió. México no defendió como nación los territorios —hay que decirlo, injustamente— arrebatados por Estados Unidos. Nunca hubo una actuación en conjunto, solidaria y patriótica, sino brotes de odio y desprecio contra la nación americana. Paralelamente a la guerra contra Estados Unidos, en México se vivía una lucha de poderes entre Paredes, Santa Anna, Gómez Farías, JoséMariano Salas y muchos otros, que se disputaban la gloria del banco presidencial haciendo caso omiso a la situación nacional. ¿Cómo, entonces, sostener esta visión casi romántica del México “mutilado” si, en primer lugar, la apatía del pueblo fue condición sine qua non para la pérdida y, en segundo, y como consecuencia, la “mutilación” parece menos clara que si vemos a México desviando la mirada,...
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