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Rosa Estela Olvera Jiménez es apenas un nombre más entre los casi cinco millones de mujeres de origen mexicano que viven hoy en Estados Unidos, y de los cuales mil 679 son casospenales. Su historia resume de modo particularmente dramático la capacidad de daño de que es capaz de infligir un sistema judicial discriminatorio sobre una indocumentada. Llega casi adolescente, desde sunatal Ecatepec, estado de México, hasta Austin, Texas, en busca de mejores oportunidades de vida. Ahí se emplea como cuidadora de niños (baby-sitter) entre familias anglosajonas y chicanas y conoceluego a un hombre mexicano con quien se casa y tiene una hija.
Su proceso de integración es casi completo, excepto porque la joven sigue siendo indocumentada. Con cuatro meses de un nuevo embarazo,la tragedia se produce súbitamente. Un niño a su cuidado, el pequeño Brian de 18 meses, padece un ahogamiento repentino. Los vecinos intentan reanimarlo sin éxito, un paramédico le da respiraciónartificial, pero finalmente se descubre que había tragado una cierta cantidad de papel y que en lugar de serle extraído oportunamente, los intentos por salvar al niño le introdujeron todavía más elmaterial en la laringe, complicando la situación y ocasionándole la muerte.
Al inicio de Mi vida dentro, el documental de la mexicana Lucía Gajá, aparece la joven Rosa completamente anonadada por lainculpación directa y sin atenuantes que se le hace de la muerte del pequeño Brian. La fiscal Allison Wetzel se muestra inclemente. En su opinión, no hay discusión posible: la acusada actuó conpremeditación y crueldad, y todos los niños de Estados Unidos están en peligro potencial en caso de que monstruos como Rosa queden exonerados. El abogado defensor, Leonard Martínez, desmonta con indignación yastucia los argumentos de la inculpación: la muerte del infante, según las evidencias disponibles, sólo pudo ser accidental, y a la joven mexicana se le ha señalado desde el inicio con una presunción...
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