Milagros de la virgen maria
CAPITULO I.
Esta es una pequeña historia, que transcurre en los años 1705 en la ciudad de Augsburgo, cuna del catolicismo en Alemania, y el sitio donde nació la advocación de María Knotenlöserin (La que desata los nudos).
Los protagonistas fueron un joven, Hans, y una muchacha, Anna Justina, que crecieron en la barriada de la Fuguerei, un lugar muy cercano a laTorre Perlach y a la Iglesia de St. Peter, en la parte que baja hacia el río Lech. Como la mayoría de los habitantes de ese lugar, Hans descendía de familia de artesanos, y era de confesión católica; ella, en cambio, formaba parte de una familia protestante proveniente de la vinatera campaña.
Hans era 7 años mayor que Anna Justina, y ambos habían perdido a sus padres por motivos de losfrecuentes enfrentamientos entre los nobles príncipes, que en cada feudo hacían una republiqueta. De niños se querían mucho y eran como hermanos al mismo tiempo que amigos íntimos, ya que la gran soledad en que los sumía su condición de huérfanos los mantenía férreamente unidos. Hasta que la llegada de la adolescencia transformó ese cariño de infancia en amor de juventud.
Anna Justina estaba a cargo deuna tía abuela, la cual se mantenía católica. Esta, al ver el posible romance de la joven, decidió internarla con las monjas carmelitas.
El joven la siguió frecuentando a escondidas. Era muy grande el amor e ingenua la relación, por lo que ellos, como inocentes niños, no veían mal en ello. Al pasar el tiempo, el llamado de la naturaleza humana los unió, y comenzaron a entablar relaciones íntimassin que para ellos significara pecado. Los jóvenes vivían como Adán y Eva, en su paraíso. Ninguno de los dos se percataba de su particular situación, por lo que no caían en cuenta que esta relación no sería aprobada por sus familias.
Al mismo tiempo, sin sospecha alguna, las monjas del Convento de la Carmelitas, continuaban preparando a la novicia para que se integre al apostolado en la orden. CAPITULO II.
La relación se fue complicando. El joven veía en ella el alejamiento, una vez que ella tomara hábitos e hiciera los votos formales. Los encuentros se tornaron, poco a poco, menos frecuentes, más ásperos y de cierta hosquedad.
Ambos sufrían esta situación, la cual precipitó al joven hacia los grupos protestantes, los cuales abrazó por despecho, más que por convicción.
El lugarde encuentro de los jóvenes amantes, era una habitación-depósito que estaba a la altura de la primera terraza de la torre Perlach. En ella pernoctaban después de la última guardia.
Como era su costumbre, sábado al atardecer ella visitaba la Iglesia de St. Peter en la Torre para rezar ante las dos únicas imágenes de la Virgen María, una escultura (1420) de una madona con los brazos vacíos, ya queno estaba el niño, y la otra, una extraña pintura de la Virgen, desatando los nudos de una larga cinta, en el Retablo dedicado a Nuestra Señora del Buen Consejo. Todos los sábados, Anna Justina rezaba el Santo Rosario, pidiendo por su madre muerta, por su abuela y por Hans.
En este sábado en particular, una vez terminadas las oraciones, Anna Justina subió a la torre entrando en el sitio dondeiba a encontrarse con su enamorado. Como ya estaba muy cerca de terminar su noviciado, vestía el hábito de la orden. Hans, eludiendo al guardia, sube las escaleras, y entra en la habitación donde ella le esperaba. En esta ocasión, la discusión se tornó agria y casi violenta. Él estaba convencido que había perdido el amor de su amante-amiga.
Días antes, a pesar de su inexperiencia, Anna habíacaído en cuenta que estaba embarazada, y un mes antes había hecho con gran vergüenza y sentimiento de culpa los primeros votos. En la discusión no se atrevió a confesarle a Hans esta gravísima situación. Después de este enmarañado altercado, en el cual ni él, ni ella, llegaron a comprenderse, Hans se despidió para siempre de ella, ignorante del hijo que su amante llevaba en el vientre.
Llena de...
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