obra en 3 actos
Se observa el escenario en penumbras. Se escuchan 4 campanadas de un reloj. La puerta de la calle se abre poco a poco. Romualdo la cierra con gran cuidado, evitando hacer cualquier ruido. Cierra y despúes de puntitas va al sillón donde se sienta. No sabe que hacer.
Eulalia.- (Desde el interior del departamento) ¿Romualdo?
Romualdo.—Sí, soy yo
Entra Eulalia. Observa almarido. Ve su reloj de pulso.
Eulalia.-- ¿ya viste la hora?
Romualdo.-- ¿te desperté? Perdona
Eulalia.—Apenas son las 4. ¿En que habíamos quedado?
Romualdo.— Hacia frío en la calle
Eulalia.—(acercándose) Sóplame
Romualdo.—Debo traer mal aliento, me comí una torta con mucha cebolla y ajo.
Eulalia.-- ¡Sóplame! (Romualdo con mucha pena lo hace ella husmea) ¡otra vez! (olfatea con mayorcuidado)
Eulalia.-- ¿No tomaste?
Romualdo.—No… Bueno, nadamas me tome una coca
Eulalia.-- ¿Fue todo?
Romualdo.—(apenado) Sí.
Eulalia.-- ¿Y de lo otro?
Romualdo.—Bueno, yo…
Eulalia.-- ¿Si? O ¿No?
Romualdo.-- ¿Te refieres a… eso?
Eulalia.—Tu sabes perfectamente a lo que me refiero
Romualdo.—Costaba mucho, no estamos para desperdiciar dinero. Ya vez que no quieren subirme el sueldo.
Eulalia.—Demodo que ¿Ni copas ni nada de eso?
Romualdo.—Me hiba a gastar todo lo que gano en la quincena
Eulalia.—Lo habíamos ahorrado para eso
Romualdo.—(entrega el dinero) Aquí esta
Eulalia.—(se lo arrebata, lo guarda en la bolsa de su bata al verlo) no gastaste nada de nada?
Romualdo.—(apenado) Bueno , sí, me comí una torta, el refresco y pagué el taxi. A esa hora ya no hay metro
Eulalia.—(Caminaalrededor de él. Lo examina) Ni siquiera fuiste a bailar.
Romualdo.—No tenia caso
Eulalia.— Por lo visto tenemos que comenzar de nuevo.
Romualdo.-- ¿Estas molestas?
Eulalia.—(Conteniéndose) Para nada, para nada… ( se sienta enfrente de él. Toma aire para tener paciencia. Con calma empieza a hablar) Quiero que me digas si te casaste con migo por amor o ¿por qué?
Romualdo.—Por amor por supuestoEulalia.—Bien. Cuando nos casamos tenias un puesto en el banco
Romualdo.—Lo sigo teniendo
Eulalia.—No me interrumpas
Romualdo.—Perdón
Eulalia.—En esa época yo tenia experiencia de la vida, sabias que venia de una ciudad de provincia, que todo lo que decían lo creía de pi puntillas.
Romualdo.—Por eso me gustaste tanto…
Eulalia.—Tu me gustaste por lo serio que eras, por lo cuidadoso de tupersona, y de tus palabras, por que no eras parrandero y menos mujeriego.
Romualdo.-- ¿Crees que ahora soy diferente?
Eulalia.—No lo eres, continuo. Nos casamos, tuvimos 3 hijos, les pusimos el nombre que indicaba el calendario en la fecha de su nacimiento, los bautizamos y etc. Todo como lo manda la iglesia y la sociedad.
Romualdo.—Estoy orgulloso de todo
Eulalia.—Hasta aquí hemos estado deacuerdo. Tu imagen coinciden con la que yo tenia de ti
Romualdo.—La tuya nunca ha cambiado, eres la misma mujer, puede ser algo más llenita, pero la misma
Eulalia.—En esto empezamos a diferir, da la maldita casualidad que soy la misma y no quiero serlo, ¡Ya estoy harta!
Romualdo.—Pero Eulalita
Eulalia.—Otro Eulalita y soy capaz… (se controla) Por favor
Romualdo.—Si Lalis
Eulalia.-- ¡Tampoco Lalis!Me llamo Eulalia aunque me pese. Hablábamos de lo otro, de cómo éramos y como somos
Romualdo.—Somos
Eulalia.—El hazme reír de todos. No puedo tener una sola amiga, no tengo ningún pretexto para ir al psiquiatra, no tengo de que quejarme. Esto no es vida.
Romualdo.—No te entiendo
Eulalia.—Eso, nunca me has entendido a pesar de ya haber hablado. Tu comportamiento me hace pasar cada vergüenza.Romualdo.-- ¿De verdad?
Eulalia.—A Lucia la del tercer piso, su marido le pone los cuernos; a Estela la que lleva macramé con migo, su esposo le pega; a Patricia Gomes la prima de Adelita, el señor la hace trabajar todo el día mientras el descansa, mi propia madre tiene que hacer todo sin la ayuda de mi padre. ¿y la tuya? ¿No se queja todo el tiempo de que tiene que cuidar a su media naranja?,...
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