Octaedro- gonzalo musitu
Ruptura de la pareja y segundos matrimonios
Introducción
En el capítulo precedente hemos señalado como, en ocasiones, las negociaciones y los acuerdos de la pareja no siempre resultan satisfactorios para ambos. En estas circunstancias, el diálogo es la excepción más que la norma, el afecto se torna en indiferencia, o incluso en odio, y la antigua atracción y deseo desaparececasi por completo. Ante esta situación, y a diferencia de épocas pasadas, numerosas parejas dentro de la cultura occidental se plantean la posibilidad de romper su relación. En tiempos pasados la satisfacción marital no era un aspecto de vital trascendencia, sin embargo, en la actualidad es la esencia de la vida familiar, hasta el punto que se la considera como nuestra principal inversión afectiva.En otras palabras, esperamos que nuestra relación de pareja contribuya a nuestro desarrollo personal y constituya nuestra principal fuente de apoyo. Cuando sentimos que este afecto se pierde, nos planteamos, cada vez con más frecuencia, la ruptura de esta relación.
Ciertamente, preguntarse por las causas que llevan a una pareja a la separación o al divorcio no tiene una respuesta fácil. Aunqueuna explicación obvia nos llevaría a contestar que se separan porque no son felices, los motivos de esta infelicidad o insatisfacción pueden ser numerosos: infidelidad, elevadas expectativas acerca del matrimonio, incapacidad para resolver sus conflictos, baja tolerancia y respeto mutuo, o simplemente paulatino alejamiento. Normalmente, observadores externos a la pareja aducen causas diferentes alas de los propios interesados. Así, amigos y familiares podrían indicar que “Se casaron demasiado jóvenes”, “Han tenido muchos problemas”, “Eran muy diferentes” o “Se encontraban en la crisis de los cincuenta”. Por otra parte, las razones señaladas por los antiguos cónyuges pueden ser muy diferentes: “Bebía demasiado”, “La situación era insoportable, siempre estabamos discutiendo”, “Su madreinterfería demasiado”, “Me golpeaba y no me valoraba”, “Nuestra vida sexual era horrorosa”, “Ya no me sentía atraído por él/ella”, “Con los años ha cambiado, ya no es la persona con la que me casé y no tenemos nada en común”.
En todo caso, y sean unas u otras las razones, lo cierto es que un considerable número de parejas deciden separarse en nuestro país, y lo hacen con la esperanza de estar mejorsolas, o con otra nueva pareja, que con su compañía actual. Esta decisión, no obstante, y aunque en ocasiones pueda suponer una liberación, no deja de implicar una cierta crisis. La persona que se separa debe rehacer amistades, viejas relaciones y, sobre todo, debe comenzar a percibirse de forma independiente, y no como la pareja de una determinada persona. Toda ruptura es una pérdida, y como talentraña cierto dolor.
Asimismo, y como veremos en este capítulo, tanto los posibles conflictos previos a la ruptura como las nuevas relaciones de pareja que inicien los padres influyen en los hijos de la pareja que se separa, caso de que la pareja haya tenido hijos. Respecto de la separación y divorcio de los padres, el elemento fundamental que determinará la mejor o peor adaptación de los hijos ala nueva situación es el modo en que sus padres lleven a cabo esta separación. Normalmente, si se trata de una separación amistosa en la que se mantiene un adecuado régimen de visitas y el hijo percibe que sigue siendo querido por ambos padres y que no es la causa de la ruptura, la separación de los padres no tiene porque afectar negativamente a los hijos. Sin embargo, el presenciar las continuaspeleas y enfrentamientos entre los padres es mucho más negativo para el hijo que la separación. Ahora bien, la ruptura puede tener también consecuencias negativas si el divorcio es conflictivo y los hijos se convierten en un instrumento de chantaje y coacción.
También, veremos cómo los segundos matrimonios, o nuevos emparejamientos, exigen, además del ajuste mutuo de dos adultos, la adaptación...
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