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Por el Dr. Enrique Díaz Araujo
Tomado de Evolución y Evolucionismo
Ediciones Oikos, 1982
La sucesión geológica de los seres constituye, en verdad, una evolución, ya que los cuerpos del mismo
tipo, y, en consecuencia, relacionables al menos idealmente, se manifiestan sucesivamente bajo formas diferentes. Pero esta evolución es totalmente distinta del transformismo,porque el punto de partida de sus diversas fases no se encuentra en las formas vivientes, las cuales se presentan aisladas desde su aparición y terminales, sino en gérmenes teóricamente ligados a las ramas precedentes cuyo desarrollo no es simultáneo al de
ellas, sino que espera su hora y sigue luego caminos diferentes... Hay una evolución indudable, sucesivos
cambios jalonando la historia delmundo, como los que jalonan la formación de un individuo, pero esta evolución no es el resultado de un transformismo mecanicista sino la realización de ideas creadoras, realización llevada a cabo con el concurso de una infinidad de factores diversos, entre los cuales aquellos del transformismo
mecanicista no tienen sino una ínfima parte. El transformismo, en cuanto teoría mecanicista, esabsolutamente
incapaz de explicar la formación del mundo viviente. Puede sólo explicar las diversificaciones secundarias de
los tipos formales, pero no el origen de estos últimos, ni, lo que es más, el origen de los tipos de organización.
El término «creación», descartado del lenguaje biológico, debe recuperar su lugar, al menos para marcar el
hecho indudable de que el mundo nos es dado como unconjunto coordinado y, en consecuencia, querido, en
cualquier estadio y en cualquier parte que se considere. El término «transformismo» debe ser abandonado
porque designa una teoría cuya impotencia para dar lo que se le pide es manifiesta”1.
Estas consideraciones, que colocamos a modo de introducción, pertenecen al gran biólogo francés Louís
Vialleton. Con ellas el famoso sabio de Montpellier —antesde los aportes de la genética macromolecular, del
cálculo de probabilidades y de diversos descubrimientos arqueológicos y paleontológicos contemporáneos que
contradicen al evolucionismo— enfrentaba los dos extremos de la cuestión biológica: evolución y transformismo. Pero además el insigne académico —en épocas de auge evolucionista— convocaba a la restauración
de la noción de creación yreasumía el fecundo concepto agustiniano de las razones seminales. Por todo ello
estimamos como justo homenaje a su inmensa labor esclarecedora poner sus ideas por delante en esta
exposición.
Precisamente lo que Vialleton redescubría en 1929 permitiría a la ciencia actual desenmarañar la
equívoca madeja de confusiones lingüísticas y conceptuales en que se sumió el mundo cultural occidental desde1863, digamos, para poner una fecha; es decir, desde que Thomas Henry Huxley procedió a publicar su artículo
sobre la voz “evolution” en la Encyclopedia Británica.
Sabido es que desde aquella oportunidad, al menos, la palabra “evolución” en el orbe anglosajón pasó a
ser sinónimo del “transformismo” francés y de la “teoría de la descendencia” germana. De ahí, también, que
“evolucionismo” y“transformismo” sean tomados como equivalentes, y desde luego que lo son, en cuanto a la
palabra base le añadamos el sufijo, de neto cuño ideológico. Pero —y éste es el asunto— “evolución” significaba
otra cosa antes de aquel momento, y bien puede pasar a serlo a partir del estudio de Vialleton.
Vamos por partes para examinar la cuestión.
1
Vialleton, Louis, L’origine des étres vivants. L’illusiontransformiste, París, Pión. 1929, pp. 344,364-365.
1
El asunto más trascendente del parágrafo citado es aquel por el cual se oponen creación y mecanicismo.
Y con él nos remontamos a la disputa que mantiene Aristóteles —un Aristóteles sin contaminaciones idealistas
platónicas— con las ideas materialistas de Empédocles de Agrimento. La polémica entre el hilemorfismo y el
hilozoísmo...
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