Por Umberto Eco Para La Nación-Milán 1995
Días atrás, haciendo distraídamente zapping, di con un canal donde estaban pasando una suerte de spot o de anuncio de una transmisión por venir. Seestaba publicitando los CD-ROM, o sea esos disquitos, hipermediales que nos pueden dar el equivalente de toda una enciclopedia, con colores, sonidos y posibilidades de instantáneas uniones entre tema ytema. Lo seguía distraídamente. Hasta que, en determinado momento, oí incluso mi nombre: se estaba diciendo que yo afirmaría que esos disquitos sustituirían definitivamente a los libros… Es un hechoque voy repitiendo a los cuatro vientos, que el CD-ROM no podrá sustituir al libro.
Hay dos tipos de libros: los que sirven para consultar y los que sirven para leer. Los primeros ocupan demasiadolugar en la casa, son difíciles de manejar y costosos. Ellos podrán ser sustituidos por discos multimediales, así habrá más espacio en la casa y en las bibliotecas para los libros que sirven para leer.Los libros para leer no podrán ser sustituidos por ningún artefacto electrónico. Están hechos para ser tomados en la mano, llevarlos a la cama, o en un barco, aun allí donde no hay pilaseléctricas, incluso donde y cuando cualquier batería está descargada, pueden ser subrayados, soportan marcas, señalalibros, pueden dejarse caer en el piso o sobre las rodillas cuando nos sorprende el sueño; vanen el bolsillo, se ajan, asumen una fisonomía indiviudal según la intensidad y asiduidad de nuestras lecturas, nos recuerdan (si se ven demasiado lisos) que todavía no los hemos tocado; se leenponiendo la cabeza como queremos nosotros, sin imponernos una lectura fija y tensa de la pantalla de una computadora, muy amigable en todo excepto para las cervicales.
“El libro es como la cuchara, elmartillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor. No se puede hacer una cuchara que sea mejor que la cuchara. El libro ha superado la prueba del tiempo. Quizá...
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