Profesora Geografia
| | Lingüística. Universidad de Barcelona |
Artículo publicado en la Revista Teoría/Crítica
Universidad de Alicante, vol 3, 1996
Cartografía barroca y retórica del discurso
Xavier Laborda
Lingüística. Universitat de Barcelona
Both discourse and science build reality, the quality of experimentation, the effects of demonstration, the consistency oftheory and its scientific value. The study of the ‘golden period in cartography’ during the 17th century in Western Europe shows how much science and rhetoric devices are related.We investigate the graphic and iconographic discourses from two illustrated maps: Mapamundi (1606) and Le Theatre du Monde ou Nouvel Atlas (1635), created, printed and edited by Willem J. Blaeu in Amsterdam. Blaeu was one ofthe most remarkable geographers from that modern period and succeeded in establishing the model of Gerard Mercator, which prevails nowadays or is at least a common reference. Nevertheless, cartography can be considered not as the reflection of the world but its construction, depending on the scientific instruments and the rhetoric means that man decides to employ. The new geography, that emerges inthe Renaissance and strengthens with the visual arts in the baroque epoch, allows us to enlighten that thesis and to consider why a suggestive combination of technology, myths and prejudices is such.
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Atlas de Willem Janz Blaeu (Amsterdam, 1635) |
Edad de oro de la cartografía: geografía blaviana[1]
Un brillante, esclarecedor, artículo de Paolo Fabbri y Bruno Latour[2] sobre laretórica de la ciencia se inicia con la siguiente frase: “Con frecuencia se dice que la ciencia es el conjunto de los enunciados verdaderos (Wittgenstein)”, mediante la cual evocan la tesis formalista de un positivista lógico. La intención de los semiólogos Fabbri y Latour es rebatir tal tesis de raíz. Para ello analizan un escrito de endocrinología de frontera, es decir, de alta investigación, ypresentan esta muestra de ciencias naturales como un ejemplo estrictamente retórico, sometido a unas reglas discursivas. Como afirman, de las reglas de discurso surge todo lo demás: la condición de realidad, la calidad de experimentación, la capacidad de demostración, la consistencia de una teoría y el crédito científico que se consigue.
Su exposición es afín a la hermenéutica, que distingue entreciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, para así separar objeto, método y criterios de validación. Dilthey, Gadamer, Lledó o Rorty son representantes de esta corriente hermenéutica, y están interesados en el problema de la interpretación historiográfica y de las condiciones en que se construye el conocimiento. Impugnan el tópico cientifista del conocimiento como representación, comocorrespondencia directa de la idea con la cosa, como contacto inmediato con la realidad física; o el tópico del lenguaje como mero descriptor o traductor de la realidad, que se compondría de hechos y de juicios verdaderos o falsos acerca de éstos.
Para expresar de un modo escueto la conocida controversia, de un lado están los formalistas y del otro los retóricos. Los formalistas, con Platón a lacabeza y Wittgenstein o Popper al final de la relación, presentan la ciencia y las obras de los científicos como mensajeros de los hechos. Al respecto, Rafael Sánchez Ferlosio se siente intrigado por esa concepción y pregunta:
¿Por qué me suscita siempre la impresión de un actor que sobreactúa quien declara no estar ejerciendo otro papel que el de objetivo expositor de la realidad o imparcialmensajero de los hechos? [3]
La posición retórica o hermenéutica propone para su objeto de estudio unas reglas propias, que den sentido a su trabajo de comprensión de la historia, la filosofía, las comunidades humanas y sus usos lingüísticos. Pero aspira a algo más; aspira a rebatir el modelo de objetividad ahistórica y extrasocial del neurobiólogo -como hacen Fabbri y Latour- físico,...
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