Relato Para Leer: El Hombre Que Amaba A La Tierra...

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Carlos Gómez
Amanecía un día soleado, pero no hacía mucho calor, los arboles bailaban lentamente haciendo chocar sus hojas, que provocaban el sonido de una mañana fresca y dominguera.
Allí estaba él, solo, no necesitaba a nadie, estaba haciendo lo que le gustaba. Agachado, sin dolor alguno, cavaba y cavaba sin parar y sembraba y sembraba sindescansar. Pimientos, tomates, lechugas, cerezas, fresas, etc.; cultivaba de todo… Era curioso, porque cultivaba cosas que no le gusta comérselas, pero si cultivarlas, extraño caso; por ejemplo: con la cebolla, cultivaba y cultivaba cebollas, pero a la hora de comérselas, las aborrece se las des como se las des.
Día tras día, no faltaba ni uno, siempre que podía, allí estaba: “En el campo siemprehay cosas por hacer…” me decía. Era su pasión, nada más por estar rodeado de la naturaleza, ya se sentía a gusto. No sólo la tierra era una de las cosas más importantes para él, ante todo, estaba en primer lugar la familia y sus amigos, de los que ha podido disfrutar hasta sus 84 años.
Una cosa que no se me puede pasar por alto, y que recuerdo muy bien, son las visitas que me realizaba siempre quepodía cuando venía del campo. Pasaba por mi casa, siempre con una bolsa de sus verduras recién cogidas y nos la daba para que nos las comiéramos. No puedo olvidarme de su cara cuando me dejaba la bolsa en la cocina: le hacía una ilusión traernos cada día una cosa, que creo que cultivaba simplemente por eso…

Volviendo al pasado, cuando yo apenas tenía alrededor de unos siete u ocho añitos,recuerdo cuando me empeñaba en subir con él en el tractor, no había día que me dijera que no. Otro recuerdo más, es la típica frase que me decía siempre que le acompañaba al campo: “Anda, coge el legón y ponte a hacer surcos...”. Por desgracia y sin explicación, la cosa empezó a cambiar, a medida que pasaban los días y las semanas, la memoria empezaba a jugarle malas pasadas. Contradecirle a vecespodía enfurecerle y hablar con él ya no era lo mismo. Llegaron tras varias revisiones con distintos médicos, los resultados de lo que le podía estar sucediendo, hasta ahora pensando que podría tratarse de Alzhéimer. Pero no fue así, la verdad es que no sé que es peor, si Alzhéimer o un tumor en la cabeza, lo que está claro es que ninguna de las dos se la deseo ni a mi peor enemigo. Los días que nosjuntábamos para comer junto a él, ya no eran lo mismo, a pesar de ser su nieto, a medida que pasaban los días, la cara de extrañeza al mirarme se incrementaba, a veces, ni me recordaba.
La familia tuvo que empezar a adaptar sus vidas a la vida de mi abuelo, ya que en apenas tres meses, necesitó el tiempo de los demás para poder combatir con su “nueva” vida. Cuando no era mi padre, era mi tío,cuando no era mi tío, era mi prima, sin contar a mi abuela, que hace todo lo que puede por él. Todos intentando sacar tiempo de dónde podemos para prestar una pequeña ayuda a mi abuelo.
Y no terminaré sin contaros una anécdota que marcará toda mi vida ya que no hay vuelta atrás, y lo único que hace esta enfermedad, es avanzar…
“Fui a visitarle un sábado por la mañana, ya cuando apenas se podíamover. Apoyándome en el marco de la puerta, me asomé a la habitación, dónde se encontraba echado en la cama de matrimonio acompañado de mi padre -sentado en una silla- y mi hermano justo enfrente de la cama en un sillón. En aquel momento, lo único que tienes que ser, es fuerte mentalmente y saber controlar tus emociones. Porque justo en el mismo instante en el que me asomé, le dijo mi padre a miabuelo señalándome: - Mira quien ha venido…¿Sabes quién es?. El silencio inundó la habitación, nadie dijo nada, solamente mi abuelo giró la cabeza hacia mí. Se notaron las ganas que tenía de hablar, pero algo se lo impedía, me dio la impresión de que ya no me iba a dirigir más la palabra, pero no fue así, siguió mirándome y de repente, volvió a aparecer en su rostro, una cara de extrañeza al...