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Jacob Buganza.
Instituto Tecnológico de Monterrey, Campus Central de Veracruz (jbuganza@itesm.mx)
1. Introducción Este artículo tiene un objetivo: comentar las principales tesis éticas de algunos sistemas de finales del siglo XIX. Para alcanzar este objetivo, se ha tenido que hacer una selección delos principales autores y sus respectivos movimientos filosóficos. Esta selección, que en buena medida lleva algo de empobrecimiento, ha quedado como sigue: el utilitarismo de John Stuart Mill, el pesimismo de Arthur Schopenhauer, la importancia de la decisión que remarca Sörien Kierkegaard, la reflexión humanista de Karl Marx y, finalmente, la crítica a los valores de Friedrich Nietzsche. Paracomentar estas tesis éticas, se han tomado las principales obras de los respectivos autores, sin agotarlas, ni mucho menos. El artículo se limita a comentarlos sin entrar en un examen crítico; no se buscará la crisis de los sistemas éticos comentados. Esto último se le dejará como trabajo al lector. Tampoco será un trabajo exhaustivo. Muchos otros han dedicado estudios consagrados y libros a ello.2. John Stuart Mill y el utilitarismo La ética de John Stuart Mill es uno de los sistemas con mayor penetración en el mundo contemporáneo, especialmente en el anglosajón. Este apartado se centrará en estudiar algunas de las aristas de este sistema. Para esto, se seguirán algunas partes del libro Utilitarismo de Mill, publicado hacia 1863.
Eikasia, Revista de Filosofía, 5 (julio 2006)
1BUGANZA, Jacob: « La ética en la segunda mitad del siglo XIX».
Según Mill, el utilitarismo es una teoría ética diferente a otras 1 . En cierta medida es diferente a otras teorías como la escolástica y la kantiana, a la que critica con mucho tino. Ambas escuelas parecen insistir en la necesidad de leyes generales; leyes que se aplicarían en cada situación concreta. Si se aplica adecuadamentela ley, entonces la acción particular es buena; si no se aplica adecuadamente, entonces es mala 2 . Sin embargo, en el caso de la teoría kantiana, la fórmula sugerida por el filósofo de Königsberg es que hay que actuar “de tal manera que tu norma de acción sea admitida como ley por todos los seres racionales”; este principio es sumamente formal, y en donde no se da ninguna pauta de interpretaciónpara decir que algo debe hacerse o no, a reserva de la universalización de la norma, como ya apuntará en el siglo XX Richard Hare. Para Mill, las dos teorías precedentes fracasan en su intento constructor de una ética. Por ello, pasa a mostrar su tesis, a la cual llama Teoría de la Felicidad o Utilitarismo. Sin embargo, lo que se llamaría prueba, como en el caso de las ciencias experimentales, nopuede darse en el campo de la ética. Lo único que puede hacerse es “presentarse consideraciones capaces de determinar al intelecto a dar o rehusar s asentimiento a la doctrina; y éste es el equivalente de la prueba”3 . En otras palabras, Mill sólo puede ofrecer argumentos filosóficos, los cuales pueden tomarse como válidos y verdaderos, dado del caso, y así aceptar la teoría ética que él propone.Pero, antes de entrar en la argumentación, es necesario mostrar qué es el utilitarismo, porque con ello se resuelven un gran número de cuestiones e, incluso, pude darse el convencimiento del intelecto para adherirse a la propuesta del utilitarismo. Pues bien, lo primero que puede decirse es que esta teoría ya tiene sus antecedentes en Grecia. Desde la antigüedad clásica, se considera que es Epicuroel padre de la teoría, y poco anterior en el tiempo a Mill, ha sido Jeremy Bentham el continuador de la teoría. Esta teoría ética no se contrapone al placer, como podría parecer a simple vista gracias al nombre de ésta, sino que se enfoca, ciertamente, a ella, buscando, además, la ausencia del dolor4 . Hay quienes, a pesar de esto, y por no conocer verdaderamente a lo que se refiere la
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