Trabajos
Cuando se presenta un repertorio hecho al alumno pretendiendo que sea reconocido, se olvida que el alumno no es un recipiente al que se vierten conocimientos, sino un sujeto dialogante y con cuya palabra hay que contar a la hora deelaborar estrategias pedagógicas (aunque esto a veces no es cómodo de sobrellevar dentro de los roles establecidos en el juego institucional de la educación). A menudo se olvida que una concepción liberadora y creativa de la formación musical, debería tener en cuenta el papel del alumno en la definición del objeto musical y en su misma construcción; de otro modo se corre el riesgo de caer en unapedagogía ingenua, en la que -haciendo un paralelo con la alfabetización- "la palabra es «depositada», no procede del esfuerzo creativo de los educandos" (Freire, 1994: 65)
El uso de músicas tradicionales fuera de sus contextos, crea entre aquellas y las instituciones educativas que las utilizan una relación similar a la del colonizador y el colonizado: el primero las define, pero no se deja definir porellas. El examen de los roles que los repertorios culto y tradicional desempeñan dentro del juego de expectativas laborales de los alumnos-músicos, muestran que bajo la retórica de la igualdad subyace una relación de dominación de un discurso sobre otro. Ello nos lleva a la vieja cuestión más general en antropología, de una teórica posición de diálogo que posteriormente se contradice en los hechos(Bastide, 1971: 18-22). El diálogo en última instancia, no es sino una interpelación a la música tradicional hecha desde la tradición culta. Si bien el hecho de tratarse de dos tradiciones -la culta y la oral- que conviven en un mismo marco geográfico y étnico, puede ocultar su diversidad, es evidente que se trata de dos discursos culturales diferentes de los cuales el segundo solo es abordadodesde el primero. Se precisaría pues un tratamiento pedagógico intercultural que no dejase de lado la inserción del hecho cultural en su marco social y económico concreto.
Desde un punto de vista estético, el uso de materiales folklorizados tal cual, lleva necesariamente a una expresión artística conservadora. Que esas piezas encajen con "naturalidad" dentro de las necesidades expresivas delalumno, como se alaba, puede ser una ventaja pedagógica desde un punto de vista técnico del músico de tradición culta. Pero por otra parte, este tipo de expresión artística "acomodada" solo puede ser valorada desde una opción estética inmovilista. Si estamos de acuerdo con Adorno en que el valor de la obra musical está en relación directa con su carácter conflictual (Fubini, 1994: 171-172), entonces...
Regístrate para leer el documento completo.