¿Una influencia mayor sobre el menor?
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En las últimas décadas el tema de la publicidad ha sido discutido en múltiples sentidos. Sociólogos, docentes,psicólogos y publicistas han protagonizado en torno al tema un debate que se vuelve cada vez más acalorado. De Toynbee y Galbraith a Roosevelt y Churchill se han dado definiciones, que según la posición quese tenga en la polémica, condenan la publicidad y sus efectos.
En ese orden de ideas, por una parte, se ha dicho que "la publicidad eleva los costos de los productos", que "corrompe los deseosnaturales de las personas", que "facilita información errónea acerca de los productos que promociona".
Pero por otra parte, se ha ripostado que la publicidad "baja los costos de los productos", que "añadeperspectivas al repertorio del comportamiento potencial del individuo", que "contribuye al proceso de asociación", y así, ad infinitum.
Leo Burnett, el célebre publicista de Chicago, adopta en tornoal problema una actitud ecléctica que resulta más realista. Al respecto dice: "La publicidad no es la más noble creación de la mente humana, como mucho de sus defensores desearían que pensase elpúblico. No sostiene, por sí sola, la estructura del capitalismo, de la democracia y del mundo libre. Es tan absurdo sugerir que somos superhombres como aceptar la acusación de que somos infrahumanos. Somossolamente humanos de hacer un trabajo humano con dignidad y eficiencia."
En relación con esta polémica creo firmemente que opiniones que provengan de una percepción maniqueísta de la vida no son deninguna ayuda para efectos de comprender y mejorar esta actividad humana.
Para enfocar el tema que nos ocupa hoy, es decir, la influencia, mayor o menor, que la publicidad ejerce sobre los menores,debo comenzar por decir, que la publicidad - como todo producto del ser humano - es un mosaico de aciertos y errores, beneficios y desventajas, maravillas y peligros. ¿Por qué iba a escapar la...
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