Veredas letradas
Las ciudades en la nueva narrativa peruana
Por Javier Garvich
Hasta hace algunos años, hablar de la ciudad en el Perú era hablar de Lima. Las provincias del Perú no tenían ciudades o éstas eran poco más que pueblos adosados al campo: La placita donde paseabas con la novia, el café donde se reunían los notables, las fiestas patronales que marcaban el año, la iglesia o eljuzgado como los grandes referentes urbanos. Esto ha cambiado radicalmente y los escritores del Perú están dibujando el nuevo rostro de las ciudades del interior.
I
Adios al Beatus Ille
Pese a existir incluso mucho antes de la conquista española, las ciudades en el Perú como tales –es decir, lo urbano autoreconocido- son relativamente jóvenes. Hasta hace unas décadas el Perú era una sociedadaltamente subdesarrollada, semifeudal y con un fuerte porcentaje rural. Fuera de la capital, uno encontraba poblaciones que habitaban en casas centenarias agrupadas en rededor de una plaza matriz que solía convertirse en mercado los días domingos. Esos pueblos eran depositarios de curas, burócratas estatales, algún cuartel y poco más. La vida se regía por las campanadas de la iglesia y, comono, los tiempos de siembra y cosecha marcaban el ciclo anual de la localidad. En la costa las novedades las traían los vapores que hacían cabotaje ya que la pesca siguió siendo artesanal hasta hace unas décadas. Mucha más presencia tenía la hacienda señorial o la comunidad campesina
Todo esto lo hemos leído en nuestros clásicos. La ciudad era el pueblo, el pueblo era un punto anecdótico y ritualque se difuminaba en un campo rico e inmenso. La campiña era el gran paisaje vivo y lo urbano solo tenía sentido como parte de ese gran paisaje. Véase el escenario de Sara Cosecho de Manuel Robles Alarcón: el Perú como una sucesión de valles poblados por haciendas y comunidades campesinas: más que la presencia de la ciudad, cobraban más vida los cruces de carreteras con sus ferias en rededor,donde se bebía té piteado y se piropeaban doncellas.
La única excepción era Lima que durante siglos era La Ciudad y que, sin embargo, también tardaría su tiempo en dejar su aspecto virreinal, semirural y pueblerino. Los oligarcas de la novela Duque que, montados en un automóvil recorren Lima en busca de juerga, representan posiblemente la primera imagen de una Lima moderna, ya definitivamenteurbana.
Los pueblos de Arguedas, Alegría, Vargas Vicuña, Zavaleta son pueblos pequeños, sacudidos a veces por decretos de la metrópoli limeña o por intrusiones de la modernidad como el aparato de radio o la luz eléctrica. Son el escenario de narrativas de formación, de recuerdos adolescentes, de búsqueda de los orígenes. Esa esencia arcádica permanece en la celebrada novela País de Jauja deEdgardo Rivera Martínez, donde pese a la variedad de visitantes foráneos, a la irrupción de la música y la literatura o a la referencia de sucesos externos, la ciudad sigue siendo un espacio pequeño, muy pegada a la floresta que la rodea, muy ritual y estamental, donde todos tienen nombres y apellidos, casi todos se conocen y el anonimato solo es posible desde lo forastero o lo desconocido.
Loscambios sociales de los últimos treinta años modificaron el perfil social del país. Las tremendas migraciones del campo a la ciudad, y de las provincias a la capital, generaron nuevos sujetos sociales y también nuevos espacios. Lo urbano se reconfiguró y una nueva hornada de escritores empezaron a mostrarnos el nuevo momento de las ciudades del Perú.
La nostalgia del terruño lejano y la infanciaperdida, la exaltación de la naturaleza y, en general, la carga bucólica que buena parte de la narrativa de los Andes llevaba ha dejado paso a las ruidosas carreteras que atraviesan las ciudades, a burdeles, cantinas bulliciosas, profesionales en negocios, narcotraficantes, políticos de todo pelaje, animales de la bohemia y una enérgica presencia femenina. Las ciudades del interior del Perú ya...
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