‘Transbording’

‘Transbording’

¿Nunca has practicado el transbording? Es un juego sexual. Consiste en que te pones de acuerdo con alguien a quien no conoces, a través de una tercera persona, para encontrarse en una estación de transbordo del Metro. Se visten de forma especial, llamativa, para poder reconocerse y se citan en un lapso, por lo general de una hora. Tienen que transbordar de una línea a otra. Sino se encuentran hay que regresar hasta que se acabe el tiempo. Si se cruzan se ponen a coger ahí mismo, en la estación.
La onda empezó entre los cuates del Metro. No entre los empleados, sino los que bisneamos aquí. Yo me gano la vida en el Metro. No vendo nada. Uso el cerebro. Vivo de las ideas que se me ocurren y de la pendejez del prójimo. He aprendido mucho aquí. Si la calle es la universidadde la vida, el Metro es el doctorado.
A mí me dicen el disfraces, por eso se me dio bien el jueguito. Además de que conozco estos túneles como si me hubieran parido.
Uno de mis disfraces favoritos es el de empleado del Metro. Lo más chingón es que no existe el tal uniforme, así que el chiste está en que la gente se lo crea, y para eso hay que echarle arte. Me pongo un traje azul marinocorrientón pero muy bien planchadito. Así son los uniformes, ¿o no?. Pero lo importante no es tanto el traje, sino cómo uno lo lleva. Hay que mantener la distancia, como si fueras diferente, porque para eso vas uniformado.
Me disfrazo y me voy con una caja de cartón pintada de blanco, con logotipo del Metro, una “m” grandota, anaranjada. Me pongo junto a los torna...madres esas giratorias de la entrada yles coloco unos letreros que dicen “no funciona” justo en la raja en donde la raza mete los boletos. Con voz firme y aguantando la mirada les digo “hagan el favor de depositar sus tickets aquí y pasen”. Hay que ver lo obedientes que son. Así me quedo un rato, no mucho para no arriesgarle de más y luego muy serio recojo mi caja, quito los letreros y me largo.
Después me cambio. Tengo un carnal quetiene un puesto de libros en Balderas, adentro de la estación, y ahí me guarda mi ropa y me da chance de vestirme. Luego es cuestión de colocar los boletitos en otro lugar, temprano por la mañana, cuando la raza se amontona en las colas y todos tienen prisa. Los compran sin rechistar, al mismo precio que en la taquilla y hasta más caros.
Otras veces me visto todo de negro, con un paliacate rojoen la cabeza y me voy por los vagones repartiendo periódicos que les bajo a unos güeyes que se dicen nihilistas (o será ni listas) y dicen que hay que destruir el Estado. Yo les sigo la corriente y me regalan un chorro de periódicos. Están bien pinche aburridos, pero me pongo a recitar un rollo contra el gobierno opresor y voy dejando las publicaciones y pidiendo la voluntad. La verdad es que asíno saco mucho, pero me gusta el disfraz, aunque a veces los cuates me dicen que parezco puñal, pero es porque son ignorantes.
Para ir a mi primera cita me puse el traje de enfermero. Es uno todo blanco que uso disque para recabar fondos para los niños enfermos de SIDA. Así la gente afloja más fácil. Los impresiona el disfraz y la alcancía blanca adornada con una mancha que parece de sangre.
Esedetalle sangriento del cepillo me inspiró para ponerle unos lunares rojos a mi traje de enfermero, para que de veras llamara la atención y no se me fuera a pasar la chava sin reconocerme.
Ella iba a ir vestida como la vieja que sale en El quinto elemento. Fácil de identificar.
Nos citamos en la estación Chabacano. Ahí se cruzan tres líneas, que es lo mínimo que se acepta en el transbording. Sonla dos, la ocho y la nueve.
Me gusta ese lugar porque la primera línea es exterior y las otras dos subterráneas. Además se cuentan muchas historias de aparecidos. Es la estación que se cayó cuando el temblor del 85, pero no la escogí por eso, sino porque la conozco muy bien. Llegando por la línea ocho desde Garibaldi hay unos huecos grandotes en el túnel, poco antes de Chabacano, bajo unas...