2 veces junio

cinco novelas La prdida de Laura (1993), El informe (Sudamericana, 1997) y Los cautivos (Sudamericana, 2000), Dos veces junio (Sudamericana, 2002), que ahora reeditamos, y Segundos afuera (Sudamericana, 2005) dos libros de cuentos Muero contento (1994) y Una pena extraordinaria (1998) y dos ensayos Imgenes de vida, relatos de muerte. Eva Pern cuerpo y poltica, en colaboracin con Paola Corts Rocca(1998), y Zona urbana. Ensayo de lectura sobre Walter Benjamin (2004). Ensea Teora Literaria en la Universidad de Buenos Aires y publica artculos sobre literatura en diversos medios acadmicos y periodsticos. Varios de sus relatos han sido incluidos en antologas de Literatura argentina. En junio muri Gardel, en junio bombardearon la Plaza de Mayo. Junio es un mes trgico para los que vivimos eneste pas. LUIS GUSMN DIEZ DEL SEIS. Cuatrocientos noventa y siete I El cuaderno de notas estaba abierto, en medio de la mesa. Haba una sola frase escrita en esas dos pginas que quedaban a la vista. Deca A partir de qu edad se puede empezar a torturar a un nio. II Suponamos con razn que, habiendo nmeros de por medio, se trataba de una simple cuestin de azar. Claro que muchas veces la ciencia sevale tambin de cifras, y los nmeros sirven a los clculos ms racionales. Aqu, sin embargo, se trataba de un sorteo, y en los nmeros no se jugaba otra cosa que la suerte. III Descubr que, al lado del cuaderno de notas, estaba la birome con la que esa nota haba sido escrita. Una birome rota en el extremo, evidentemente porque alguien descargaba sus nervios mordiendo el plstico ingrato. Tom esa birome,tratando de no tocar la parte rota tal vez estuviera hmeda todava. Mi pulso por entonces ya era bueno. Era capaz de enhebrar un hilo hasta en las agujas ms pequeas. Por eso pude agregar el trazo faltante a la letra ese, y que no se notara que haba habido una correccin posterior. Desde siempre pareca haber sido una zeta, tal la gracia de la colita que yo ados en la parte de abajo de la letra.Ahora la ese era una zeta, como corresponde. Pocas cosas me contraran tanto como las faltas de ortografa. IV La radio dijo nmero de orden. Seiscientos cuarenta. Seiscientos cuarenta era yo. La radio dijo sorteo. Y dijo cuatrocientos noventa y siete. Nos miramos. Se hizo un silencio. La radio segua, pero con otros nmeros que ya no tenamos que escuchar. Habamos estado ah desde las siete menos diez de lamaana, cuando todava era de noche. Mi padre dijo Tierra. Mi madre dijo A m se me mezclan los nmeros. Me parece que el tuyo es el que haban dicho antes. No s bien cul era. Me parece que era uno bajito. Mi padre dijo que l se senta muy orgulloso. Y era verdad tena en los ojos un brillo como de lgrimas que no iban a salir. V Dej el cuaderno donde estaba, abierto en esas mismas pginas, en medio de lamesa. Al lado del cuaderno dej la birome. No haba en esa mesa nada ms, excepto el telfono. Y no haba en esa habitacin otra cosa que la mesa, la mesa con el telfono, el cuaderno, la birome, y adems de la mesa dos sillas, una de las cuales yo ocupaba, y por ltimo un cesto de papeles que estaba vaco. Pero de repente, sin ningn motivo, me sent observado. Saba que en realidad nadie me observaba, quela puerta estaba cerrada y la nica ventana que haba daba absurdamente a un muro mugriento. Me sent observado y era solamente una impresin que yo tena. En la pared haba un crucifijo, y a m me pareca que Cristo me miraba. Debajo del crucifijo haba un cuadro de San Martn envuelto en la bandera, y a m me pareca que San Martn me miraba. Cristo tena los ojos para arriba, seguramente era el momento enque le preguntaba al padre que por qu lo haba abandonado. Y sin embargo, yo tena la sensacin de que me miraba a m. San Martn miraba para el costado, de reojo, torciendo la vista pero no la cara, como si algo inesperado lo hubiese distrado justo en el momento en que le sacaban la foto (aunque no se tratara de una foto). Miraba para el costado, pero yo tena la sensacin de que me miraba a m. Tambin...