23 Talampaya

Páginas: 6 (1399 palabras) Publicado: 18 de mayo de 2015
Parque Nacional Talampaya

Tras las huellas del dragón
Omar Lobos

Los inmensos farallones rojizos hacían pensar en las
murallas de una fortaleza abandonada, o bien una morada
de dragones, que estarían por ahí, al acecho, agazapados
en cualquier grieta. Por eso la mayoría de los chicos del
grupo -todos alumnos de quinto grado- se quedaron bastante impresionados cuando empezaron a recorrer elParque Nacional Talampaya. Pero sobre todo quedaron
impresionadísimos los dos amigos más fantasiosos, Alan y
Javier, que se imaginaron justamente eso: que en ese valle
habían vivido, o quizá vivían... ¡dragones!
“Tras las huellas del dragón”, de Omar Lobos
Ilustraciones: Diego Florio
Diseño de tapa y colección: Campaña Nacional de Lectura
Colección: “Parques Nacionales: leelos, cuidalos,disfrutalos”
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología
Unidad de Programas Especiales
Campaña Nacional de Lectura
Pizzurno 935. (C1020ACA) Ciudad de Buenos Aires. Tel: (011) 4129-1075
campnacionaldelectura@me.gov.ar - www.me.gov.ar/lees
República Argentina, 2007

El guía les empezó a explicar que Talampaya quiere
decir “río seco del tala”, y justamente, por el cauce de este
río sólo corre un poco de aguaen el verano, cuando hay
lluvias torrenciales.
Pero las cabezas de Alan y Javier sólo pensaban en
encontrar un dragón. Así se harían famosos, convertidos
en grandes descubridores, y gracias a ellos podría atraparse al dragón y llevarlo a un zoológico, ¡o a un museo,
como a los dinosaurios!
Así que esperaron la distracción del guía, de la señorita Elina y Fermín, el profesor de Educación Física,para
escaparse del grupo y emprender la búsqueda.
Una vez que se alejaron, decidieron que lo mejor era
separarse, y ante cualquier novedad darse aviso con tres
silbatazos. Javier tomó por un senderito y Alan tomó por
otro. Hay que decir que, de los dos, Alan era el más miedoso, e iba apretando su silbato pensando que enseguida
podría llamar a Javier en su ayuda.
Alan caminó y caminó por loslaberintos de la Ciudad
Perdida, hasta que se fue haciendo tarde y empezó a ver en
torno sombras siniestras. Fue así como de pronto sintió una
presencia a sus espaldas (¡¿el dragón?!); muerto de miedo,
se dio vuelta de golpe, dispuesto a dar ya los tres silbatazos... y se topó con la silueta gigantesca de un monje. Sólo
atinó a caer de rodillas ante él y empezó a tartamudear:
–Perdone... no quería molestara nadie, soy un...
explorador, me agarró la noche, soy un chico bueno,
muy-muy bueno, amante de la naturaleza y de todo lo
que Dios ha creado.
4

El monje seguía inmóvil y siniestro, y sin articular
una palabra.
–Usted que es más bueno, rece por nosotros pecadores
–balbuceó Alan, esperando que el monje dijera algo.
Por toda respuesta, Alan juraría después que le vio alzar
la mano con un grancrucifijo como dispuesto a golpearlo,
su sotana oscura volando al viento. Él sólo atinó a echar a
correr, corrió y corrió entre las piedras lamentando su soledad y desamparo, sin acordarse de hacer sonar su silbato.
¿Y Javier? Ah, Javier había tenido completamente otro
destino. Se había enamorado. ¿De quién?, se preguntarán
ustedes. Pues... de una princesa cautiva en una torre. Tras
los pasos delmonstruo, había encontrado la enigmática
“construcción”, y su fantasía hizo el resto. Sí, sin duda el

dragón era el guardián de aquella torre, y tarde o temprano habría de aparecer. Hay que decir que Javier había
leído muchas novelas de aventuras, con caballeros andantes y doncellas prisioneras en un castillo medieval. Lo más
terrible del valle era el silencio, y el fresquete que había
empezado ahacer. Javier se envolvió en su camperita, y
así fue como el “salvador de princesas prisioneras” se fue
quedando dormido en medio de sueños dulces y heroicos.
Por fin lo despertaron los tres silbatazos de Alan. Le
respondió con su silbato y así los dos amigos se reencontraron, muertos de cansancio, susto e ilusiones perdidas.
Ninguno había conseguido nada.
Hasta que vieron pasar frente a ellos a...
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