Abogado

LA ESPOSA DEL MILITAR Y EL ESPIRITU DE CUERPO
Dr. Juan Carlos Guzmán Salinas

A principios del mes de mayo se efectivizó, en la ciudad de Uyuni, la felíz iniciativa de aunar a las compañeras de los militares acantonados en Potosí, Tupiza, Uyuni y Colcha "K", en los denominados "Primeros Juegos Divisionarios de la Esposa Militar"; evento deportivo que, más allá de los resultados obtenidos porlas delegaciones participantes, dejó, para propios y extraños (entre los que me incluyo), la satisfacción de haber alcanzado un logro que quizás no estaba dentro de los cálculos de los organizadores: la efectiva unión fraternal de un ramillete de dignas señoras que tienen en común el compartir generosamente su vida con un profesional de las armas.

Desde el arribo de las representaciones del"Chichas", el "Pérez" y el "Antofagasta" a la ciudad del Salar, donde les esperaban, bien organizadas, las anfitrionas del "Loa", el acontecimiento se revistió de particulares matices que sería injusto no rescatar. De Potosí y Tupiza llegaron las deportistas en flotas que hacen regular recorrido hasta la fría Uyuni; fueron con uno o dos varones que representaban a sus respectivas Unidades en calidadde entrenadores y delegados. Por lo contrario, de Colcha "K", en medio de un entusiasmo inusual para quienes cruzan el Salar en camión descubierto y cuando casi anochece, cargando cada una un fusil automático liviano o pesado, totalmente empolvada, llegó la delegación del BIA XXVII "Antofagasta". Era un grupo conformado por nueve esposas que, en algunos casos, tuvieron que viajar con aquelloque les imposible dejar en sus hogares; por esta sencilla razón, de la carrocería del flamante "IVECO" descendieron pequeños niños -algunos lactantes- , perros y maridos, portando mochilas, carritos de bebés y maletines, todos con la algarabía contagiosa de quien se presta a confrontar un desafío que hay que vencer.

Para aquellos que la conocen sólo de nombre y como confín de castigo, Colcha "K"es un páramo enclavado entre cerros de caprichosas formaciones pétreas, donde habitan algo más de un centenar de conscriptos bajo el mando de un sólido grupo de jefes, oficiales y clases que componen la planta del Batallón de Infantería Andina asentado en la región oeste del Salar. Para llegar hasta sus frías instalaciones hay que tener la fortuna de conseguir transporte desde Uyuni. Vetustoscolectivos que fueron bautizados como "ruteros" salen al medio día de los martes y viernes, siempre que cuenten con quince pasajeros como mínimo; después, solamente queda la eventualidad de que un vehículo militar, denominado familiarmente con el nombre de su marca de fábrica, transporte a pasajeros y carga con destino a "Colchita".

Al llegar, después de ser recibido por el Oficial de Servicio,uno se encuentra con una parte insospechada de la Patria. No es un Cuartel como todos los que los civiles conocemos o creemos imaginar; simplemente se resume a eso: un cuartel. Nada más en la soledad de la ventosa altiplanicie. Por haber coincidido con la "Revista", mi arribo entremezcló la tarde entre trotes y arengas, que terminaron con el examen de tiro nocturno y la posterior crítica que,como en cualquier parte, trae felicitaciones y reproches; al final, todo el mundo sale con ganas de continuar trabajando al día siguiente.

La mañana colchaqueña es novedosa. Aparecen las esposas como salidas por encanto. De pronto y de casa en casa, se corre la voz que al pueblo ha llegado verdura, fruta y papas; se organiza el grupo que habrá de ir en pos de los tan codiciados vegetales, yemprende la caminata de veinte minutos hacia "Villa Martín", capital de la Primera Sección de la Provincia Nor Lípez de Potosí, un villorio ajeno a lo mundano por su incomunicación con el resto del país. Allí, a cancelar cuando el cajero llegue con los sueldos, entre anotaciones de libretas a nombre del oficial fulano o el suboficial sutano, desaparecen los frutos, las hortalizas y los tubérculos...