Actividad 7
Y es así que María Mandinga, bajosospechas de posesión demoníaca dictaminada por el Obispo por "las convulsiones obscenas y sus ladridos en jergas idólatras" (76) es intemada en el Convento de Santa Clara, adonde simbólicamente la conducen vestida de Juana la Loca en un Domingo de Ramos, hasta "desaparecer en el pabellón de las enterradas vivas" (84). La llevan a la última celda, al lado del pabellón que sirvió de cárcel a laInquisición, "a los noventa y tres días de ser mordida por el perro y sin ningún síntoma de la rabia" (87), mientras es llamada "engendro de Satanás" por las monjas, pero animada por las esclavas negras que cuidan el presidio. Desde este momento, la rabia (enfermedad virulenta transmitida por animales) y la posesión de los demonios (enfermedad inventada o 'interpretada' por la Iglesia) se confunden en unasola en este personaje que debe ser sometido al exorcismo, (ceremonia usada por la Iglesia Católica para expulsar los demonios de las personas que han caído bajo su poder), según la ley eclesiástica que sigue las normas europeas de la Inquisición.
En un ambiente intimidado por El Santo Oficio, el discurso de la novela debate el significado del 'encuentro de dos mundos': el negro africano enAmérica (producto del comercio de esclavos) y el blanco español (que domina las instituciones gubernamentales y jurídicas); subraya la tenue frontera divisoria entre la práctica (negra) de la magia negra y los rituales (blancos) del exorcismo, favoreciendo a la primera, ya que en ella se sacrifican animales, mientras que los exorcistas y el "Santo Oficio se complace (n) descuartizando inocentes en elpotro o asándolos vivos en espectáculos públicos" (98). Contrapone la eficacia de la medicina de los negros a la -europea; cuestiona valores y actitudes culturales españolas tales como la persecución y prejuicios contra los judíos y la relevancia de la honra; anota que la Inquisición había condenado a mil trescientos médicos, o de profesiones relacionadas, a distintas penas o a la hoguera, encincuenta años.
Es Abrenuncio, intencionalmente un médico judío, celosamente vigilado por El Santo Oficio, quien expone y desenmascara con toda su autoridad científica, los ejemplos lamentables en que se había confundido la rabia, la posesión diabólica, al igual que ciertas formas de locura y otros trastornos del espíritu (155). Desmiente privadamente, a su vez, los poderes sobrenaturales de la...
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