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La Argentina la echó dos veces . La primera vez fue en 1966 con la Noche de los Bastones Largos , en la que el gobierno militar de ese momento mandó adesalojar a profesores y estudiantes de varias facultades. La segunda vez fue en 1974, cuando la Triple A (el grupo parapolicial de extrema derecha dirigido porJosé López Rega) amenazó de muerte a la doctora en química Silvia Braslavsky. A pesar de esas expulsiones, la científica mantuvo intacto su interés por ayudar aldesarrollo social y económico del país . Recibió y formó gente en sus laboratorios en el exterior e impulsó la creación de grupos de investigación con lasvisitas frecuentes desde 1984 hasta ahora.

El jueves pasado, Braslavsky, de 69 años, volvió al país para recibir uno de “los galardones que más placer” le hadado: uno de los 14 premios Raíces del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Se trata de una prestigiosa distinción que se creó el añopasado para reconocer la trayectoria de científicos argentinos que trabajan en el exterior y que siguen haciendo contribuciones al país .

“Uno de nuestrospremios Nobel de Medicina, Bernardo Houssay, afirmó que la ciencia no tiene patria, pero los científicos sí ”, recordó el titular del Ministerio, Lino Barañao.A través de los premios –enfatizó– “se reconoce a cada uno de los profesionales que contribuyen al desarrollo y al fortalecimiento del tejido social del país, mediante la tarea desafiante y gratificante de mejorar la calidad de vida de sus habitantes”.

Los otros galardonados también son científicos que