Adicción asesina.

Ladridos.... Ladridos que se escuchan en medio de la noche, ladridos que no dejan al típico ciudadano promedio conciliar el sueño, ese ruido que te mantiene despierto durante horas sin lograr juntar los ojos para entrar en el mar de ilusiones llamado el mundo de los sueños ese lugar al que todo el mundo desea llegar al final del día, en donde uno puede ser cualquier cosa. Un grito desenfrenadoacompañado de tres poderosos estruendo se escucha en la calle, parecían los gritos de una mujer, una mujer que justo antes pedía a morir auxilio por toda la calle, pero todos hacían caso omiso de ella.

-Esta loca!- Dijo con una voz de desprecio uno de los sujetos de la calle que no siquiera tubo la decencia de voltear a ver por que era aquellos gritos.

-Una sirena… Parece que la policía o losparamédicos ya vienen…. – Pensé que tal vez era con los vecinos de al lado de mi departamento, ellos eran el típico matrimonio inestable que se la pasa discutiendo todo el día sin parar. Sin duda creía que era por ellos, pero todo parecía indicar que esta vez no era así…. (Unos fuertes golpeteos interrumpen la escena).

-Quien será?- Dije yo con un tono de intriga, eran ya las once de la noche yno conocía a nadie que necesitara a un pintor a esa hora…. Y la persona que me vendía seguramente no acudiría a mi casa para darme una dosis, no era la costumbre del traficante el ir con sus consumidores y ni mucho menos y extrañamente el ir a esas horas de la noche, ya que el tenia la fuerte creencia de que su negocio debía de ser manejado con “profesionalismo”. Fui directamente sin vacilacióna la puerta para lograr ver de quien se trataba a esas horas, cruzando mi descuidado departamento de cuarenta por cuarenta, que apenas si tenia una cocina con sobras de comida de hace tres semanas y adornada por el hedor de un baño que llevaba meses sin ser limpiado, solo producía aquel hedor extraño producido por las eses y las ratas que había por todos lados del pútrido edificio paseándose deuna lado a otro.

Abrí la puerta luego de unos segundos y ni siquiera yo me esperaba esto…. Parecía ser un grupo de uniformados, tres para ser exactos, con sus clásicos uniformes perfectamente limpios y planchados, como si estuvieran recién salidos de la tintorería, pero en esos tiempo era lógico, se decía que el gobierno estaba reclutando a cientos de hombres para la fuerza policiaca debido alincesante numero de baja que había ocurrido recientemente en todo el país. “No era mas que una escusa para mal gastar el dinero del pueblo” Pensaba yo quien era conocido por mis amigos y camaradas como alguien que repudiaba a cualquier persona que tocara el gobierno de mi país. Siempre que un nuevo presidente alcanzaba el poder para mi no era mas que otro político con cara bonita que había llegado aese lugar con una sarta de mentiras y promesas que nunca llegaría a cumplir.

-Sr. Lawrence?- Dijo uno de los uniformados que tenia frente a mi con una voz grave y de mando que asustaría a cualquiera a medida que jugaba con su macana de policía, moviéndola de una lado a otro haciendo que el brillo de la luz se reflejase en aquel pedazo de duro plástico negro que reflejaba extrañamente la luzdel pasillo en dirección a mi rostro.

-Si el mismo…- Dijo yo preguntándome que hacia la policía en mi casa. Sin duda nadie a parte del traficante sabia que yo consumía heroína y yo era un fan de la precaución cuando de mi vicio se trataba tomaba cualquier medida para no llegar a ser descubierto algún día por las autoridades. O tal vez me había equivocado.


-Ah ocurrido un asesinato justo allado de su edifico señor.- Decía el mismo oficial en su tono de tal vez un poco superioridad hacia mi. –Podemos pasar para hacerle unas preguntas?- Estaba claro que no podía negarme ante los oficiales, y claro no lo haría ya que todo lo que tenia que ocultar estaba a salvo en la cañería de mi mal oliente baño en un lugar donde nadie jamás la encontraría.

-Claro pase.- Musite mientras abría por...