Agustina De Aragón

Novela escrita en marzo 2010
AGUSTINA DE ARAGÓN


María era una mujer de unos cuarenta años (“de mediana edad” para unos, “con toda una vida por delante” para otros). La vida la había puesto en un lugar en el que no se reconocía a sí misma, a pesar de que había sido ella la que había decidido qué piezas quería incorporar en el puzzle que era su vida.


Ella decidió estudiar veinteaños de su vida (de los tres a los veintitrés) en realidad algunos más con un lápiz y un papel ante sus ojos, esforzándose por mejorar y llegar a ser alguien en la vida. Ella decidió irse del pueblo a la capital para tener más puertas abiertas al conocimiento, a la cultura y a su futuro. Ella decidió casarse con un hombre que la aceptaba con todo lo bueno (que no era poco) y todo lo malo (tampocomoco de pavo) que tenía, que era cómplice de sus locuras, un hombre que la hacía feliz y parecía ser feliz a su lado. Ella decidió tener hijos, dos para ser exactos, por los cuales era capaz de vender su alma si el diablo la pusiera entre la espada en la pared. Ella decidió hacía años acostarse con otro cuando tras años de sordera marital no vio otra manera de ser escuchada. Y decidió seguirluchando por su matrimonio cuando sintió que él la apoyaba de nuevo a los pocos meses (2008). Porque aunque pareciera lo contrario, le quería tanto como él a ella.


Sin embargo su vida era una película que pasaba ante sus ojos a velocidad vertiginosa sin que pudiera echar freno y pensar por qué las cosas no habían salido ni parecidas a lo que ella esperaba. Una sucesión de escenas que, sí,necesitaban de su intervención, pero en las que desarrollaba siempre un papel secundario: “hija de”, “hermana de”, “madre de“, “mujer de”. ¿En qué lugar estaban sus propios deseos? (que los tenía, aunque ocultos), ¿sus motivaciones individuales? (aún tenía ganas de hacer muchas cosas, aunque no lo pareciera) ¿su pasión por vivir?


María había estado trabajando unos meses de administrativa en unasucursal de una gran empresa estatal. Tenía buena relación con sus compañeros y con el equipo directivo de la sucursal, y su trabajo no estaba ni mucho menos mal considerado. Incluso se veía María ya lo suficientemente suelta como para mostrarse como era. Sabía que aquella institución era como una familia, un poco más grande que la habitual, en la que todos celebraban juntos las ocasiones felicesque les brindaba la vida y todos afrontaban como un único ser los problemas cuando estos venían.


Pero un día llegó Felipe, recomendado desde la central. Felipe era joven, guapo, inteligente, sin cargas familiares y con muchas más tablas que María en la vida laboral. Tenía también lo que se ha dado en llamar “don de gentes” (como si fuera algo otorgado por la magia de una varita mágica),don que María siempre había envidiado precisamente por no poseerlo. La llegada de Felipe habría quedado como anecdótica si no fuera porque al poco tiempo se dio otra circunstancia: dada la actual situación económica, la empresa iba a realizar algunos reajustes en la plantilla.


María siempre había pensado que “en igualdad de condiciones, que gane el mejor”. Y no habría sido para ellahumillante aceptar que él era mejor en el puesto. Tampoco iba a cederlo fácilmente, así que compitió con todas las cartas que la suerte le posibilitó. Siempre juego limpio, que lo de ensuciarse hablando mal de los demás para conseguir devaluarlos sí lo consideraba humillante quizás por recordarle el nivel porcino. Ella no olvidaba que lo importante hoy en día es el resultado, y no la forma en que juegues.Simplemente, decidió que ella no jugaría así, y creyó por desgracia que los demás actuarían igual. No fue así. El director estatal la despidió por “no hacer bien su trabajo”, por “recibir informes desfavorables de su jefe directo”, ambas acusaciones completamente falsas.


Gran disgusto para María, porque una cosa es que te despidan porque hayan encontrado a alguien mejor y otra muy...