Agustín de Hipona: Segunda Parte
Son funciones especiales del alma: la memoria, el entendimiento y la voluntad. “Estas tres cosas, memoria, pensamiento y amor, me pertenecen, no se pertenecen a sí, lo que hacen no lo hacen por sí, sino por mí; mejor, soy yo el que obro por ellos....En resumen yo soy el que por la memoria recuerda, yo soy el porel pensamiento piensa, yo soy el que por el amor ama. Es decir, yo no soy la memoria, no soy el entendimiento, no soy el amor, sino que poseo a los tres”. Y esto “yo” que se distingue de sus actos, permanece a través de todos ellos igual e idéntico a sí mismo, captando así San Agustín la substancialidad del alma, es decir, su realidad, independencia y continuidad a través de sus actos y de susdiferentes etapas.
El alma es inmortal. La prueba más característica que aduce se halla influenciada por las ideas de Plotino y el Menón platónico, o sea, en la relación del espíritu con el mundo inteligible, invariable y eterno. Si el mundo inteligible es invariable, el alma, que se sustenta de él ha de ser invariable o inmortal. En los escritos de su madurez, San Agustín desconfía de laspruebas racionales y fundamenta la inmortalidad en las doctrinas religiosas. La inmortalidad del alma, además de ser una exigencia de su naturaleza espiritual y simple, es una necesidad para entender el ser del hombre que busca la felicidad plena y que no es asequible en esta vida: “Nos hiciste para Tí y nuestro corazón está inquieto mientras no descanse en Tí”.
Sobre el origen del alma, San Agustínpermaneció indeciso entre el creacionismo y el traducionismo. No expuso una enseñanza definitiva, pero le parecía razonable admitir que, así como el cuerpo se deriva de la corpórea sustancia seminal de los padres, así el alma de los hijos toma su sustancia espiritual del alma de los padres sin menoscabo para éstos, como el fuego se desprende del fuego, además así encontraba una solución mejor paraexplicar la transmisión del pecado original.
La Moral
El principio de la moralidad es la “ley eterna”: “Hemos de vivir recta y justamente sobre la base de la ley eterna, por medio de la cual es conservado el orden de la naturaleza”. Esta ley eterna, que está grabada en nosotros, coincide con la sabiduría y voluntad divinas. La ley eterna no suprime la libertad del hombre, simplemente muestrael deber ideal frente a lo cual el hombre, que se define por su voluntad, podrá realizarse.
La acción moral no se deduce de un razonamiento, sino que “se produce como función de un estrato profundo del corazón humano que se llama voluntad y amor”. Si el amor es el motor de la vida ética, la felicidad será su fin y coronamiento que consistirá en la plenitud del amor, en la adecuación de la...
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