Alalal
Michel De Montaigne
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LIBRO I
Indice
Introducción 5
Advertencia del editor 33
El autor al lector 36
Libro I -Capítulos 37
1 Por diversos caminos se llega a semejante fin 37
2 De la tristeza 39
3 Como lo porvenir nos preocupa más que lo presente 42
4 Como el alma descarga sus pasiones sobre objetos falsos, cuando losverdaderos la faltan 47
5 Si el jefe de una plaza sitiada debe o no salir a parlamentar 49
6 Hora peligrosa de los parlamentos 50
7 Que la intención juzga nuestras acciones 52
8 De la ociosidad 53
9 De los mentirosos 54
10 Del hablar pronto o tardío 58
11 De los pronósticos 59
12 De la firmeza 62
13 Ceremonias de la entrevista de reyes 64
14 Del castigopor obstinarse sin fundamento en la defensa de una plaza 65
15 Castigo de la cobardía 66
16 Un rasgo de algunos embajadores 67
17 Del miedo 70
18 Que no debe juzgarse de nuestra dicha hasta después de la muerte 71
19 Que filosofar es prepararse a morir 74
20 De la fuerza de imaginación 88
21 El beneficio de unos es perjuicio de otros 95
22 De la costumbre yde la dificultad de cambiar los usos recibidos 95
23 Diversos sucesos del mismo orden 106
24 Del pedantismo 112
25 De la educación de los hijos a la señora Diana de Foix, condesa de Gurson 120
26 Locura de los que pretenden distinguir lo verdadero de lo falso con la aplicación de su exclusiva capacidad 143
27 De la amistad 147
28 Veintinueve sonetos de Esteban de LaBoëtie 156
29 De la moderación 156
30 De los caníbales 160
31 De la conveniencia de juzgar sobriamente de las cosas divinas 169
32 De cómo algunos buscaron la muerte por huir los placeres de la vida 170
33 Coincidencias del acaso y la razón 171
34 De un vacío en nuestros usos públicos 173
35 De la costumbre de vestirse 174
36 Del joven Catón 176
37 Decómo reímos y lloramos por la misma causa 180
38 De la soledad 182
39 Consideración sobre Cicerón 192
40 Como el sentimiento de los bienes y los males depende en gran parte de la idea que de ellos nos formamos 195
41 De la codicia de la gloria 209
42 De la desigualdad que existe entre nosotros 210
43 De las leyes suntuarias 220
44 Del dormir 221
45 De labatalla de Dreux 222
46 De los nombres 223
47 De la incertidumbre de nuestro juicio 227
48 De los caballos de combate 232
49 De las costumbres antiguas 238
50 De Demócrito y Heráclito 242
51 De la vanidad de las palabras 245
52 De la parsimonia de los antiguos 247
53 De una sentencia de César 248
54 De las vanas sutilidades 249
55 De los olores 25156 De las oraciones 253
57 De la edad 259
[Indicaciones de paginación en nota.[1] ]
-[V]-
Al Exmo. Señor Don FRANCISCO SILVELA, de la Real Academia Española.
Ausente cuatro años ha de España, he querido que a la cabeza de esta traducción castellana de los ENSAYOS DE MONTAIGNE, -«libro ingenuo y de buena fe», útil a todos los hombres,- figurase el nombre de un españolilustre, consagrándola así a la patria en la persona de uno de sus más dignos representantes.
Como el nombre de Usted significa una vida de integridad sin tacha dedicada al servicio de nuestro país, al par que el amor a las letras, de que son muestra espléndida sus discursos políticos y jurídicos y el hermoso libro de SOR MARÍA DE ÁGREDA, me complazco en estamparlo aquí deseando sólo que la duraaunque no ingrata tarea de interpretar un autor tan genial merezca la aprobación de los literatos españoles, para que el más humano de los filósofos adquiera así carta de naturaleza entre nosotros y en los pueblos de lengua española, a pesar -VI- de los defectos, evitables unos e inevitables otros, en que esta versión abunda.
Estimando profundamente la distinción que Usted le otorga al...
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