Anecdota

La vida da segundas oportunidades
La historia que contare ah marcado mi vida, ya que es una manera cruel de enseñarme que no todo es dinero o bienes materiales, si no sencillez y humildad asía loque nos depara el destino bueno comenzare.
Las luces del techo pasaban rápidamente sobre mí, ¿o era yo quien pasaba rápidamente bajo ellas?, supongo que lo segundo, ya que lo primero sería ilógico.Oía varias voces, que me hablaban a lo lejos. Sentía una mano que sostenía a la mía con fuerza, como si me fuese a ir si me soltaba.

Llegué a oír a una mujer cerca, gritaba cosas entre sollozos, yllegué a distinguir un “quédate con nosotros” de parte de ella. Yo solamente me preguntaba qué había ocurrido, y esa mujer ¿a quién le pedía a gritos que no se fuera?

Entonces recordé, ¿cómoolvidarlo? ¡Por Dios!: mi hermano mi cuñada y yo, estábamos en el automóvil. Solamente íbamos al Distrito Federal, no le hacíamos nada a nadie. Quién diría que en unos segundos las cosas se pondrían feas, ytodo por inexperiencia o ansias; una de dos o tenía una urgencia o estaba casi dormido. Mi hermano, el que conducía, trató de aguantar el sueño unos cuantos kilómetros antes de llegar ah MatehualaSan Luis, decidimos cambiar ahora yo era el que conducía, más adelante el calor y el cansancio hizo que no aguantara y durmiera desperté ya cuando estábamos saliendo de la carretera, volcamos y nosencontrábamos a un lado de la misma.

Después del accidente terminé inconsciente, un rato desperté y me encontraba ya afuera del auto, a unos cuantos metros del mismo. Noté que el resto habían quedadoatrapados en el coche, el cual estaba volteado y casi destruido.
Mis familiares estaban muy malheridos e inconscientes (¿o muertos?), algunos colgando por el cinturón de seguridad. La escena meprovocaba un nudo en el estómago, y recordé los mails que todo el tiempo me enviaban sobre accidentes automovilísticos, los cuales me desagradan, así que decidí voltear y no ver más.

Dirigí mi...