Arist Teles II
de
Estagira
(2)
El
hombre
y
la
virtud
«La
esperanza
es
el
sueño
de
un
hombre
despierto»
(Aristóteles)
Antropología
El
hombre:
unidad
sustancial
EL
HOMBRE
ES
una
sustancia.
El
compuesto
humano
Cene
“unidad
sustancial”,
no
es
ninguna
“unión
accidental”
de
alma
y
cuerpo,
previamente
existentes.
Para
Aristóteles,
materia
y
forma
no
preexisten
separadas.
El
hombre
no
es
el
alma,
como
dice
Platón,
sino
la
sustancia.
La
vida
humana,
por
lo
tanto,
no
ha
tenido
lugar
antes
del
cuerpo.
La
idea de
transmigración
requiere
considerar
alma
y
cuerpo
sustancias
disCntas
y
creer
que
el
hombre
es
el
alma.
Pero
ninguna
de
esas
suposiciones
es
válida,
el
alma
no
ha
preexisCdo
al
cuerpo;
y
no
es
sustancia,
sino
la
forma
sustancial
del
cuerpo.
Esto
significa
que
la inteligencia
y
la
sensibilidad
están
unidas,
formando
un
mismo
ser;
no
conocemos
sin
experiencia
sensorial.
El
alma
es
principio
vital
(ψυχή,
psykhé).
La
diferencia
entre
un
ser
inerte
y
uno
vivo
es
la
capacidad
de
automovimiento:
la
vida
se
manifiesta
en
la
espontaneidad
con
que
los
vivientes
actúan.
Luego
el
ser
vivo
no
se
diferencia
del
inerte
por
la
materia,
sino
por
la
forma;
en
efecto,
las
seres
inertes
Cenen
masa
corpórea,
pero
no
operaciones
vitales.
Ahora,
la
forma
(μορφή,
morphé)
de
los
seres
vivientes
es aquello
que
Aristóteles
llama
“alma”,
y
la
define:
como
«acto
primero
del
cuerpo
]sico
orgánico
que
Cene
la
vida
en
potencia»;
también
dice
de
ella,
descri-‐
biéndola:
«Es
aquello
por
el
qué
vivimos,
senCmos
y
pensamos».
Esta
forma
es,
pues,
el
principio del
ser
y
del
obrar,
de
la
existencia
y
las
operaciones
vitales
de
un
ser
vivo.
En
este
senCdo,
Cenen
“alma”
también
las
plantas
y
las
besCas.
La
idea
de
alma,
como
principio
radical
de
operaciones,
responde
a
la
definición
de
vida.
¿Qué
es, pues,
la
vida,
según
Aristóteles?
La
vida
es
acCvi-‐
dad,
pero
una
acCvidad
completamente
disCnta
de
la
me-‐
cánica,
no
es
acción
transeúnte,
que
pasa
de
un
sujeto
a
otro,
como
un
empujón,
que
es
externo.
Al
contrario,
vivir
es
acCvidad
y
ser
a
la
vez: «Vivir
es,
para
los
vivientes,
ser»,
escribe
Aristóteles.
La
vida
está
en
la
acCvidad,
es
acCvidad
inmanente.
Las
acCvidades
vitales
son
inmanentes,
es
decir,
su
finalidad
es
el
mismo
ser
vivo
que
las
ejerce.
Se
ve
pues
que
hay
dos
Cpos
de
acción, o
acCvidad:
a)
transiCva
y
b)
inmanente.
La
primera
Cene
un
efecto
externo
al
agente,
como
cortar
madera
o
construir:
el
resultado
es
la
leña
o
la
casa.
En
cambio,
las
acciones
inmanentes
revierten
sobre
el
propio
agente,
son
“circu-‐
lares”;
la
nutrición,...
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