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Es reconocida la responsabilidad de los seres humanos en la generación de gases de efecto invernadero -que aceleran el calentamiento global- y la necesidad de actuar de manera rápida para limitar los efectos de este fenómeno, y adaptarse a sus consecuencias. Para ello, la comunicación juega un rol esencial en movilizar y promover la acción cívica en respuesta a esta problemática.

Estecapítulo se centra en mostrar medidas de mitigación de la emisión de gases de efecto invernadero y de adaptación al cambio climático en nuestra vida cotidiana.

Todos los días, cuando nos despertamos, comienzan a escucharse una serie de ruidos que nos acompañarán a lo largo de la jornada: la alarma del reloj, un celular, la tostadora, los bocinazos, una computadora.

Millones de personas alrededordel mundo trabajan, cocinan, se trasladan de un lugar a otro, se bañan, lavan el auto, ven la televisión, encienden lámparas que iluminan ambientes en sus viviendas, prenden estufas o aires acondicionados.

Estas acciones y sonidos se han vuelto tan mecánicos que ya no les prestamos atención, pero están ahí. Son parte de nuestro día a día; son parte de la vida moderna.

Por pequeños que sean,son parte de una cadena fina y sensible relacionada con el consumo de recursos no renovables, como el agua y los combustibles fósiles.

Y estas actividades son, en parte, las que emiten gases a la atmósfera y contribuyen al calentamiento global. Por esto, en la cadena de consumo, de energía, que incluye su uso desde que nos despertamos hasta que nos acostamos, está presente el cambio climático.¿Cómo afectan nuestros hábitos cotidianos al cambio climático? ¿Cómo se pueden minimizar estos efectos en cada uno de los lugares donde se desarrolla nuestra vida?

Nuestras acciones cotidianas impactan de muy diversa manera sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. Cuando encendemos una lámpara estamos gastando energía que para producirse genera gases de efecto invernadero. Además,desperdiciamos mucha energía; la mayor parte de la energía de las lámparas incandescentes se desperdicia. También, si guardamos cosas calientes en la heladera, desperdiciamos energía. Más veces abrimos la puerta del horno, más energía desperdiciamos.

¿Hoy prendiste la computadora?, ¿hiciste café? ¿Lavaste la ropa?… Sabemos que todo eso produjo gases de efecto invernadero.
El 30% del consumoeléctrico total corresponde al uso residencial, es decir, a lo que consumimos en cada una de nuestras casas. Un 20% de lo que gastamos de electricidad en el hogar se usa en el consumo de alimentos: las heladeras. Otros electrodomésticos consumen mucho más que una heladera que está conectada las 24 horas. Aquellos artículos que tienen una resistencia eléctrica como las planchas, las estufas a cuarzoo los lavarropas son algunos de ellos.
En la segunda mitad del siglo XX, la tecnología cambió radicalmente nuestro modo de vida.
Millones de consumidores pudieron acceder a una oferta ilimitada de productos diseñados para hacer más fáciles nuestras tareas cotidianas, y generar confort y comodidad.
Productos que, al evolucionar, consumían más energía y producían más contaminación.
En cualquierlugar estamos rodeados de máquinas y objetos que nos facilitan la vida y de los que muchas veces dependemos.
El uso de teléfonos móviles, de computadoras portátiles, y la industria automotriz, por ejemplo, crecieron exponencialmente en las últimas décadas. Donde antes había un ventilador de techo, hoy puede haber un aire acondicionado. Donde se enchufaba un solo aparato, hoy se conectan 4 o 5dispositivos eléctricos al mismo tiempo. Donde antes había madera, hoy hay plástico. El pañal de tela que antes se lavaba hoy es descartable y termina en la basura.
En el siglo XXI, todo tiene una vida útil muy corta; todo se desecha.
Desde su fabricación hasta que los desechamos o los consumimos, los productos emiten gases a la atmósfera. A simple vista parece imposible determinar la cantidad...