Aura: ausencia y deseo

Aura: ausencia y deseo
Es la lectura de Aura, de Carlos Fuentes, un acto de seducción, de abandono de nuestro “yo” a las órdenes de una narración que nos indicará nuestro nuevo papel en el mundo: el relato se encuentra narrado en segunda persona de singular, lo que hace que el lector se despoje de su condición de espectador para convertirse en un personaje activo de la acción, Felipe Montero.Cada palabra, cada pensamiento y cada suceso de la narración ocurren en un tiempo presente, esa voz narrada nos indica lo que estamos haciendo: leer un periódico, subirnos a un autobús, adentrarnos en la oscuridad de una casa... Nos convertimos en marionetas del mundo imaginario de Felipe Montero, que debido a lo monótono de su día a día, es un personaje dirigido por la propia rutina de su vida, éles lo que hace, él es «[…] Felipe Montero, antiguo becario en la Sorbona, historiador cargado de datos inútiles, acostumbrado a exhumar papeles amarillentos, profesor auxiliar en escuelas particulares, novecientos pesos mensuales».
Un anuncio, que parece dirigido a él, será el que le hace ir a la calle Donceles 815:
«[…]Vivirás ese día, idéntico a los demás, y no volverás a recordarlo sino aldía siguiente, cuando te sientes de nuevo en la mesa del cafetín, pidas el desayuno y abras el periódico. Al llegar a la página de anuncios, allí estarán, otra vez, esas letras destacadas: historiador joven. Nadie acudió ayer. Leerás el anuncio. Te detendrás en el último renglón: cuatro mil pesos»
Será a partir del momento que entre en la casa, donde tenía lugar la entrevista, cuando deje a unlado la ciudad, la cotidianeidad, el mundo exterior para introducir al lector a un nuevo mundo que se presenta como real, pero que está cargado de fantasía, subjetividad, oscuridad y simbología. Este nuevo espacio-tiempo será la manifestación del mundo imaginario de doña Consuelo, creado a partir de su sentimiento de ausencia, de su deseo por recuperar la juventud y vivir al lado de su marido.
Lacasa a la que acudirá Felipe Montero pertenece a la viuda del General Llorente. En ésta viven ella y su sobrina, Aura. Doña Consuelo, la viuda, quiere que Felipe Montero recomponga y ordene las memorias de su difunto esposo. Lo que no sabrá Felipe Montero hasta el final del relato es que lo único real, o al menos consciente, dentro de esa casa es Doña Consuelo. Consuelo Llorente era una chicajoven que se casó con un general. Ante su incapacidad de tener hijos, enloquece y se sumerge en el mundo de la brujería tratando de recomponer su vida, de buscar algo que sustituya y la salve de ese sentimiento de ausencia. Esto no se sabrá hasta, prácticamente, el final del relato, sin embargo, se irá intuyendo a través del ambiente que se recrea en la casa. Aura no es más que una marioneta, uncuerpo que necesita Doña Consuelo para poder seguir viviendo eternamente joven. Y lo mismo sucede con Felipe Montero, que también se convertirá en marioneta, su cuerpo acabará siendo poseído por el General Llorente. Tanto Aura como Felipe serán el instrumento para alcanzar el pasado pletórico en el que vivía. Felipe Montero dejará seducirse por Aura, por la réplica, por la proyección física de unajoven Consuelo, y acabará teniendo la sensación de haber despertado de un sueño, de sentirse por fin él mismo: el General Llorente.
De ahí, que se respire una atmósfera de tiempo estático, en el que las horas que marca el reloj ya no son necesarias; el único tiempo real en esa casa es aquel creado por el deseo de doña Consuelo: la juventud, la eterna juventud. Ella huye de lo que Felipe describecomo tiempo «que corre con velocidad insultante», quiere la permanencia del pasado en su presente, negación de la situación actual: todo debe volver a ser como era.
Además, no sólo es el tiempo el que representa ese estado de espera de Doña Consuelo, también, lo es el espacio. Son dos zonas las que se distinguen: la zona de luz, la del hombre; y la zona de oscuridad, espacio femenino, la que se...