Ayotzinapa

Percepciones sobre Ayotzinapa
No sé si la clase política de nuestro país está comprendiendo que esta no es ya una crisis de seguridad e impartición de justicia, sino una de credibilidad y confianza. Esta crisis de credibilidad se empalma y entreteje, en efecto, con la crisis de seguridad y con todos los fenómenos que preexisten a los tristes sucesos de Ayotzinapa. En el fondo, sí, podríamoshablar de condiciones estructurales de falta de paz y de temas que no son, lamentablemente nuevos como la corrupción, la impunidad, la debilidad de nuestras instituciones, la falta de mecanismos para lograr que se cumpla el estado de derecho, violaciones a derechos humanos, o bien, desigualdad, pobreza, falta de acceso a oportunidades, cuestiones de educación, de salud y tantos temas más. El problemaes que a todo eso hoy hay que añadir la falta de credibilidad y la desconfianza que inspira el presidente (y su equipo) en una buena parte de la población. Bajo esas circunstancias, no importa cuántos decálogos se ofrezcan o cuantas iniciativas de ley sean enviadas. Los mensajes se reciben con un rechazo casi automático. La única alternativa, y no estoy seguro de que ello sería realmente eficaz,sería atender de manera seria y profunda esa falta de credibilidad como un primer paso, al cual solo entonces podrían seguir medidas concretas para atender lo más inmediato en materia de reducción de violencia, garantía de seguridad e impartición de justicia. Y ya entonces pensar en las medidas de construcción de paz hacia el mediano y hacia el largo plazo. Por contraste, hablar de iniciativas deley, de 911’s, o de medidas para fortalecer las instituciones sin primero resolver la crisis de credibilidad a la que me refiero, como se percibió en el mensaje presidencial de la semana pasada, solo sumará cada vez mayores exigencias de renuncia. ¿Existe alguna salida?
La llegada de Peña

En este blog normalmente tratamos temas internacionales. Sin embargo, también llevo años compartiendo conquienes leen este espacio, resultados de las varias investigaciones que hemos efectuado en México en torno a temas de violencia y paz. Y desde aquél 2011 y 12, cuando empezamos a ver que existía una importante cantidad de personas que favorecían la candidatura Peña -independientemente de toda la cuestión de los excesos y dudosos manejos en financiamientos de campaña, el respaldo de millones demexicanos hacia Peña era una realidad- aventuramos algunas hipótesis que podríamos resumir así (todas estas hipótesis se basan en las investigaciones que ya hemos publicado, la última en el International Journal of Peace Studies):
1. Nuestras investigaciones documentaron que la violencia asociada al crimen organizado había producido enormes y muy graves efectos psicosociales en millones de ciudadanosdel país.

2. Estos efectos ocasionan, entre otras cosas, que la ciudadanía esté dispuesta a sacrificar libertades y derechos democráticos, en favor de figuras o medidas autoritarias, menos tolerantes o incluyentes pero que ofrezcan una percepción de eficacia ante el peligro.

3. En nuestra investigación, el gobierno de Calderón era percibido como altamente ineficaz en resolver los problemas deseguridad del país (además de que era percibido como ineficaz en varios otros rubros).

4. Ante ello, una importante cantidad de gente prefería el regreso al PRI, aún sabiendo que ello supondría una regresión en temas de transparencia, democracia y otro tipo de derechos. En algunos casos, se argumentaba que nuestra sociedad actual, ya en condiciones muy distintas al pasado, no permitiría que talregresión se materializaría. En otros casos, abiertamente se indicaba que era preferible un presidente eficaz y capaz de controlar la seguridad -aunque se negociara con los cárteles, se decía- y aunque fuese corrupto o no democrático, aún bajo este PRI que se asumía (y nadie creía) nuevo.

5. La condición, sin embargo, para ese respaldo, era la eficacia. Y la eficacia no es solo medida en términos...