Bajo la misma luna

BAJO LA MISMA LUNA
Por: Alejandra B

— ¿Y cuánto nos dice usted que cuesta la noche? — Le pregunté al joven que encontré atendiendo aquel hotel. Me respondió que costaba cuarenta pesos y que incluía el desayuno. Estábamos cansados, ya bastaba de esperar, nos quedaríamos allí, al menos por esas horas que restaban antes de que amaneciera, teníamos que descansar.
Esa noche caímos sobre la camacomo dos rocas, había sido un día duro, agotador, e inolvidable. Al otro día, luego de darnos una ducha, bajamos al segundo piso, nos encontramos con un comedor sencillo, había cuatro mesas, eran mesas cuadradas como metro y medio por metro y medio. Tenían manteles a cuadros rojos y blancos, y estaban decoradas con flores frescas y de buen aroma.
Nos sentamos y pronto llegó una joven de unosdieciocho años con una bandeja, era nuestro desayuno. Mientras comíamos le pregunté a Marion como se sentía, la veía un poco extraña y mala carosa. —No es nada, sólo estoy preocupada por mi mamá, debe estar buscándome por cielo y tierra, hace cinco días no sabe nada de mí y también tengo miedo de que nos encuentren esos hombres. Tus papás deben estar igualmente preocupados. Guille, estoy asustada,siento que estamos haciendo una locura. No supe qué responderle, era verdad, no sabíamos qué estábamos haciendo, éramos dos jóvenes insensatos en busca de emociones y con ganas de sentir un poco de libertad, lo cual nos iba a salir muy caro.

Marion siempre fue una niña juiciosa, amable y respetuosa, la típica que sale en el cuadro de honor del colegio. Nos conocimos cuando ella tenía diez años yyo doce. Al principio no lo noté, pero poco a poco me di cuenta de que era hermosa, ¡Sí, hermosa!, cómo no me di cuenta antes, era la mujer de mi vida.
El día en el cual decidimos escapar nos reunimos en mi casa a las cuatro de la tarde, mis papás estaban de viaje y regresaban hasta el otro día. — ¿Trajiste todo Marion?—Le pregunté. Me respondió que había empacado lo que había podido, habíadecidido llevar la maleta más pequeña que tenía para no despertar sospechas. Yo ya tenía todo listo. No quedaba nada más sino partir. Debo confesar que estaba muerto del susto. Cuando salimos le pregunté si había hablado con su amiga Alex para que nos cubriera en caso de que sus papás la llamaran y me respondió que era lo primero que había hecho ese día luego de haber salido de la graduación.Luego de desayunar, sabíamos que teníamos una única cosa que hacer, buscar un empleo, Marion había logrado conseguir 200 pesos pero ya nos quedaba poco, en realidad muy poco. — Guille, mira buscan meseros en esta pizzería, así era, buscaban meseros en una pizzería en el centro de Buenos Aires, fuimos a averiguar pero ya sólo quedaba una vacante, así que decidimos seguir buscando, el problema fue queno encontramos nada y decidí que yo trabajaría mientras lográbamos encontrar otro empleo para Marion.
En mi primer día de trabajo, y el único, conocí algunas personas, entre esas a Juli un joven que frecuentaba la pizzería. —Por favor tráeme una pizza jamón peperoni, —Enseguida— Le respondí, —Vos no eres de por aquí ¿verdad?, así empezamos a hablar, le conté por qué estaba tan lejos de mi casa,le conté cómo había terminado en una ciudad como Buenos Aires. —En realidad es algo difícil Juli, escapé con mi novia. Ella y yo somos novios hace cuatro años y debo decirte que la amo con todo mi corazón, este año ella se graduó de la preparatoria, y sus papás la estaban obligando a irse muy lejos, querían que fuera a Estados Unidos a estudiar, y todo para separarla de mí, ellos no soportan vermecon ella, creen que voy a hacerle daño, les da miedo lo que pueda hacerle.

Recuerdo que cuando salimos de la casa de Marion cogimos un taxi hasta la terminal de buses, y sin pensarlo decidimos que iríamos a Buenos Aires, luego miraríamos qué haríamos, sin embargo, los pasajes costaban 100 pesos argentinos desde Uruguay hasta la frontera con Argentina, nos dimos cuenta de que teníamos que...