Bajo la piel cansada
Él se sentó en una mesa que, para alegría de Laura, lo situó bastante cerca de ella, justoenfrente, por lo que ni siquiera tuvo que girarse paramantenerlo dentro de foco. Entonces se dedicó a mirarle hasta el último lugar sin ropa: el cuello, los antebrazos fuertes, bien formados, y las manos largas que se entretenían en hojear un libro dematemáticas; le atraía sobre todo esa zona donde es posible entrever la piel, el pecho oscurecido por el vello. El cuerpo se levantó a comprar alguna otra cosa en la cual Laura no reparó, pues sehallaba absorta adivinando el contorno exacto de los muslos enfundados en la mezclilla. Comenzó a desvestirlo, se imaginó quitándole la camiseta, acariciándole la nuca con la punta de la lengua; le bajó elpantalóny cuando lo tuvo completamente desnudo, se inclunó sobre él para probarlo: lo besó, lo sintió crecer bajo la presión de su mano. Después lo acostó, lo sujetó de las muñecas y así, teniéndoloinmóvil, todo suyo, lo poseyó al ritmo de su deseo. Al final, cuando lo miró a los ojos para reconocer en ellos la sorpresa de él por el orgasmo de ella, se encontró con que el cuerpo continuaba en lacafetería y la miraba. Laura sintió cómo la sangre le subía de golpe a la cara, sintió a la vez vergüenza y pena de sí misma: de hallarse próxima a cumplir los cuarenta y de no haber tenido jamás un...
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