BELLANCILLE BAGIRINKA

Páginas: 18 (4344 palabras) Publicado: 10 de septiembre de 2015
BELLANCILLE BAGIRINKA
NTARAMA, RUANDA.- Bellancille Bagirinka podría ser protagonista de una novela escrita a cuatro manos por Fiódor Dostoievski y Gabriel García Márquez. Empezaría a finales de los treinta en una de las mil colinas de Ruanda cerca de la ciudad de Butare, no muy lejos de la frontera con Burundi: una minúscula parcela, una familia campesina menesterosa y el destino implacable alacecho.
“Aún estaba en el vientre de mi madre cuando murió mi padre. Mi hermana mayor tenía un año y medio. Mi madre se mudó con la familia de su marido porque una viuda no podía quedarse sola. Nací en casa del abuelo, donde vivían también los hermanos de mi padre, sus esposas y sus hijos. Éramos muchos. Había mucha miseria y hambre.
“Murió el abuelo. La madre se volvió a casar. Nos llevó a mihermana y a mí a la choza del nuevo marido. Era demasiado pobre también. Pronto la madre tuvo un hijo, luego otro. A mi hermana y a mí nos tocaba ir a buscar agua, leña, guardar las vacas de los vecinos, trabajar en el campo y en la casa. El marido de la madre no era mal hombre. Trabajaba mucho. Todos trabajamos mucho. No había tiempo para ir a la escuela. Por eso no sé leer, tampoco puedo escribir.Me gustaría saber leer para leer la Biblia. Pero sé contar y aprendí a reconocer algunos letreros para ubicarme.”
Bellancille se expresa en kinyaruanda, un idioma cantarín. Habla lentamente pero sin parar. Aloys, el intérprete, no se atreve a interrumpirla. Sabe que Bellancille no suele rememorar su pasado y que sólo accedió a hacerlo porque se lo pidieron personas de su confianza.
Mientras Aloystraduce, Bellancille sigue hablando. Le rogamos que nos dé tiempo. Calla un instante pero no resiste y retoma la palabra. Aloys opta por traducir en forma simultánea y eso lo lleva a apegarse más literalmente a su relato.
“Es difícil para una muchacha muy pobre encontrar un marido. Por eso mi hermana se casó con el primero que se le declaró. Pensó que iba a ser el único. Se fue a vivir con élcerca de nuestra casa y yo me quedé con su quehacer y el mío. Me sentí muy sola. En mi vida no había cariño. Mi hermana era la única persona gentil conmigo. Los demás no eran malos, pero no me veían. Sólo mi hermana me veía. Nos pusimos muy contentas cuando se embarazó. Pero murió pariendo. Lloré. Esa vez sí lloré. Rezé y lloré.”
Bellancille guarda silencio. Mira el piso.
Estamos sentados en la salade su pequeña casa de ladrillos y techo de lámina acanalada. La pieza es monacal: dos sillones, una mesita y dos bancos de madera, todo muy rudimentario; paredes pintadas de amarillo adornadas con un calendario y un cartel con la foto del presidente Paul Kagame.
Hace sólo un año que Bellancille vive en esa colonia de la localidad de Ntarama, una hora al sur de Kigali, la capital de Ruanda. Enrealidad es un conjunto de 30 casas, todas iguales, construidas en medio del campo por Solace International, una ONG estadunidense. Un camino de tierra rojiza bordeado de platanales lleva al lugar, cuyas calles son también de tierra roja.
Todas las casas albergan a sobrevivientes del genocidio: viudas que se quedaron sin familia, huérfanos sin recursos y abuelas hundidas en una soledad absoluta.Bellancille vive sola pero ayuda a sus vecinas. Otras abuelas se juntaron con huérfanos; grupos de huérfanos se organizaron alrededor del joven más maduro que se convirtió en “jefe de familia”; madres con pocos hijos sobrevivientes acogieron a huérfanos.
Desde hace 15 años el Estado se hace responsable de la educación de los muchachos hasta acabar la secundaria. Únicamente los que tienen calificacionesaltas se benefician de una beca para estudiar en la universidad. Ese modesto condominio de supervivientes es el lujo más extraordinario que la vida le regaló a Bellancille.
“¿Vivió su sobrino?”, arriesga la reportera para retomar el hilo del relato.
“Sí”, contesta Bellancille. “Yo estaba con mi hermana cuando murió. Tomé al bebé en mis brazos y le di de mamar. Lo crié. Fue como mi hijo. Me quedé...
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