Biografia 1

Cuando contaba veinticinco años de edad, José llegó a Buenos Aires en compañía de su madre Carmen, era el otoño de 1948. Su padre, también de nombre José, había venido un año antes para tantear las posibilidades de progreso. Pertenecientes a la burguesía provinciana de España, la posguerra no les sentaba a sus aspiraciones, aunque, ya instalado el régimen del generalísimo, terminada la segundaguerra y con un comercio floreciente, sospecho que la familia tendría otras razones de naturaleza nunca confesada.
María del Carmen llegó en 1949, tenía diecinueve años. También de padres pequeño burgueses a los que la guerra civil maltrató y empobreció, habían venido a la hija dilecta de la madre patria, que prometía ventura y abundancia a los que pisaban sus tierras. De orígenes mucho máshumildes, su padre pertenecía a una familia de pescadores cuyos descendientes aún hoy conservan el oficio.
Aunque se conocían de vista en su pueblo natal, como inmigrantes en tierra extraña las familias comenzaron a visitarse. Surgió el idilio entre José y María del Carmen, luego la boda y más tarde mi llegada al mundo, la tarde del 27 de diciembre de 1951 cuando los relojes marcaban las tres y cuarto.Mi ingreso a la vida fue traumático. Cuenta María del Carmen que mi parto fue difícil, que el partero “me salvó la vida”. Fui ayudado por esas terribles pinzas que llaman forceps. Tenía varias vueltas de cordón y nací cianótico.
Vivíamos en un bonito chalet en el pueblo de San Martín con mis abuelos Carmen y José. Parco, malgeniado y tozudo él, hermosa, elegante y orgullosa ella, de unosprofundos ojos verdes cuya sombra heredé yo, su único nieto varón. Inmigrantes todos, mi hogar de primera infancia era un pedazo de la tierra española en donde se criticaba con el rencor del desarraigo todo lo de estas tierras extrañas a su habla, sus costumbres y sus valores.
El abuelo José era un excelente confitero, ya en su Almería natal había sido propietario de una pastelería de mucho prestigioubicada en la Plaza de San Pedro. Pero su difícil carácter no le favoreció a la hora de emprender nuevos horizontes y luego de varios fracasos una úlcera perforada lo llevó a la tumba. Yo aún no había cumplido los cuatro años, mi hermana Mari tenía dos meses.
A partir de ese momento mi hogar quedó caracterizado por mi padre autoritario, mi abuela como principal referente y mi madre en actitud desumisión.
Frente a nuestra casa estaba la “fábrica de corcho” que ocupaba toda la cuadra. Papá trabajó allí unos meses hasta que lo emplearon en la compañía de electricidad. Durante muchos años hubo en casa algunas planchas de corcho sin procesar, grandes y gruesas, que al tomarlas en las manos parecían que estaban tibias.
Mis primeros recuerdos son de cuando yo tendría poco menos de tres años.La imagen de mí, de la mano de mi abuelo, parados frente a las vías del tren viéndolos pasar, me ha acompañado toda mi vida; el sonido de la campanilla y el ruido acompasado del “telén-telén” de las ruedas metálicas en los rieles aún me resuena. De ahí debe venir mi afición a los trenes y a todo cuanto funcione mecánicamente; en mi niñez he pasado horas frente a una locomotora o una grúa tratandode dibujar y comprender su funcionamiento.
Uno de los efímeros trabajos que tuvo mi abuelo fue en la cuadra de una panadería cercana. Una vez lo visité y me mostró cómo metía y sacaba, con esas largas palas, el pan recién hecho del horno caliente levantando la pesada puerta por medio de contrapesos; su interior despedía cálidos fulgores rojizos.
Por las tardes solía esperar al abuelo en laesquina de nuestra casa a que viniera del trabajo. Recuerdo la imagen de estar esperándolo, tal vez ignorante de que ya no volvería a tornar.
Mis abuelos maternos, José y Paquita, vivían en Sáenz Peña en una casita en esquina. En realidad Paquita era la segunda esposa de José ya que mi verdadera abuela, Antonia, había muerto del corazón apenas terminada la guerra civil cuando mamá tenía apenas doce...