Bolognesi por Roque Saenz Peña
El ciudadano argentino Roque Sáenz Peña (1851- 1914) tenía 28 años de edad y un doctorado en derecho, cuando decidió venir al Perú en 1879 para enrolarse en el ejército peruano y pelear contra los invasores chilenos, convencido de que "al Perú le asistía lajusticia". Estuvo entre los jefes que secundaron a Bolognesi en su histórica respuesta de luchar hasta quemar el último cartucho. Fue uno de los sobrevivientes del Morro, hecho prisionero y recluido en una cárcel chilena. Retornó a Argentina, donde llegó a ser presidente de su país (1892- 1898).
He aquí su testimonio sobre el coronel Francisco Bolognesi en el Morro de Arica.
"MI JEFE, EL CORONELFRANCISCO BOLOGNESI"
El noble anciano contaba setenta y un años. Sus antepasados eran de origen italiano, pero el coronel don Francisco Bolognesi había nacido en el Perú, sirviendo a su patria en el ejército de línea, desde que sentó plaza con el grado de subteniente, en los primeros días de su juventud. Era un hombre de pequeña estatura; había lentitud y dureza en sus movimientos como la habíaen su fisonomía; la voz era clara y entera a pesar de la senectud; los años y los pesares habían plateado sus cabellos, y la barba redonda y abundante, destacaba la tez bronceada de su rostro enérgico y viril.
La inteligencia era inculta y carecía de preparación, pero tenía la percepción clara de las cosas y de los sucesos; la experiencia de los años y la malicia que se desenvuelve en la vidainquieta de los campamentos, habían dado a su espíritu cierta agilidad de concepción; era un ordenancista implacable, capaz de desdeñar la victoria sino era conquistada por los preceptos de la ley militar; prefería la derrota con la estrategia y la ordenanza al triunfo con la inspiración o el acaso.
Sus vistas no eran vastas; en la política interna se había limitado a resistir las hostilidades queel partido civilista llevaba al campo del ejército; nacido bajo un gobierno centralista, no concebía otro régimen que el unitario y escuchaba con desdén profundo los problemas que se planteaba y complicaba el general Juan Buendía, en sus largas y eternas discusiones sobre el gobierno federal.
El Coronel Bolognesi había conocido los ejércitos europeos y hecho estudios detenidos sobrearmamentos; recordamos haber leído sus trabajos y manuscritos; carecían absolutamente de forma, pero en el estudio comparativo revelaban un conocimiento exacto de las armas Modernas. Nunca pudimos conocer sus opiniones sobre la campaña del Sur.
Asistió a todos los combates como jefe de la Segunda División, pero jamás opinó sobre el acierto de las operaciones; había tomado las armas para batirse y nopara juzgar a sus superiores; la ordenanza, decía, prohíbe la murmuración de los subalternos, y él era ordenancista y soldado sobre todas las cosas.
Un día que se conversaba en rueda de oficiales superiores sobre la batalla de Dolores quiso conocerse su opinión sobre el ataque del cerro San Francisco y el coronel Dávila lo interpeló directamente: ¿No cree usted, Coronel Bolognesi, que elcerro era inexpugnable, que el ejército aliado debió sitiarlo y no atacarlo, que debimos apoderarnos del agua? Puede ser, replicó Bolognesi, pero yo no tenía sed.
La reserva y circunspección de su carácter desconcertaban las insinuaciones e intrigas de campamento; la murmuración, el aplauso, todo le era indiferente, todo lo que no estuviera escrito en algún artículo de la ordenanza o en elconcepto del honor militar. ¡Qué sinceridad de sentimientos había en ese viejecito batallador!
Tarapacá lo sorprendió gravemente enfermo; la temperatura era elevada y
mantenía al paciente en las intermitencias de la convulsión y del delirio,
agotando las escasas fuerzas; pero de pronto el toque de generala y los primeros tiros del combate hieren el oído del enfermo, acelerando los latidos de...
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