Borges

EL APRENDIZAJE POÉTICO DE BORGES LINDA S. MAIER Wake Forest University

En su «Ensayo autobiográfico» (1970), Jorge Luis Borges ha declarado que su primera colección de poesías, Fervor de Buenos Aires (1923), expresa su temática fundamental: «En retrospección, creo que nunca he superado ese libro [Fervor de Buenos Aires]. Creo que toda mi obra posterior sólo ha desarrollado temas inicialmenteplanteados allí; creo que durante toda mi vida sólo he estado reescribiendo ese libro». Fervor, como la mayor parte de su poesía y prosa, también manifiesta el carácter dialéctico de la obra borgiana que ha sido destacado por los críticos principales —Alazraki, Barrenechea, Gertel, Murillo, Ríos Patrón, y Tamayo y Ruíz-Díaz, entre ellos. Las imágenes recurrentes del amanecer y del atardecer en lapoesía de Borges reflejan esta dualidad y ambigiiidad.1 La hora auroral o crepuscular señala un estado liminal, o sea el umbral que conecta dos entidades separadas (Turner 94-130). Esta hora del día suele prefigurar la reflexión filosófica y una experiencia liminal, en que se perciben simultáneamente dos sensaciones aparentemente incompatibles. La unidad de opuestos que caracteriza el conceptoborgiano del universo y que se manifiesta en Fervor apareció por primera vez en su poesía publicada en España. Durante su aprendizaje con los ultraístas españoles, Borges elaboró la imaginería auroral/crepuscular que luego cultivó a lo largo de su carrera. En estos poemas Borges experimento con la metáfora que marca la disonancia de su voz poética. Mediante el análisis de dos poemas representativos deeste período —«Aldea» y «Arrabal», ambos publicados en revistas españolas en 1921— me propongo trazar la evolución de esta imagen, que refleja la dialéctica borgiana.
1. Para un análisis de la imagen auroral/crepuscular en Fervor de Buenos Aires, ver a Reiss y Videla de Rivera.

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AIH. Actas X (1989). El aprendizaje poético de Borges. LINDA S. MAIER

Aunque «Aldea» parezca un«crepúsculo» típicamente modernista, sus elementos disonantes sirven como contrapunto del motivo y efectivamente lo subvierten.2 Como los paisajes crepusculares de otros poetas —como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Francisco Villaespesa, Julio Herrera y Reissig y Leopoldo Lugones—, el poema de Borges incluye todos los elementos requeridos: ambiente pastoril, puesta de sol, esquilas en la distancia, tonomelancólico. Todo se resume en el primer verso del poema: «Las esquilas reúnen la tristeza dispersa de los crepúsculos». El comienzo del poema describe un paisaje bucólico casi artificial. Las dos primeras secciones describen el cielo claro y el silencio crepuscular, interrumpido sólo por el tintineo de las esquilas. Sopla una brisa suave (sección 3), y aunque el tiempo parece haberse paralizado,el reloj de la barbería se adelanta (sección 4). En la sección 5, el poeta y su compañero mallorquín, Jacobo Sureda, observan las casas del pueblo mientras dan un paseo por un camino tortuoso; aquí, el poeta curiosamente incluye elementos cubistas: «Ante la hipnosis rectilínea del caserío y curvilínea del camino y los montes, Sureda y yo somos las dos pirámides del pueblo. Culminantes sobre lademocracia geométrica y encarrilada». No es una mujer que acompaña al poeta, como es de esperar, sino otro hombre. Se aumenta el sentido de irrealidad cuando se oye la melodía de un piano al anochecer brillante (secciones 6 y 7) y aparece claramente en la sección 9: «Los acordes histrionizan las acumuladas angustias» (el subrayado es nuestro). Al anochecer (secciones 14 y 15), se oye el ángelus(sección 12), y los faroles iluminan los árboles, dando así, un aire teatral a la escena: «Los árboles donde se diluye la fiebre del farol son árboles de teatro» (el subrayado es nuestro). El poema termina en su punto de partida con una referencia al cielo vespertino: «esa altitud azul donde reposa Dios y cantan los pajaritos». En este poema, entonces, Borges establece de una manera muy consciente...