Caminante invisible

¿Bogotá invisible?

No sé quién soy…
No sé de dónde vengo, pues soy de ahora y no de antes…
Un día conocí la muerte, aunque todavía no estoy muerto… Mi cuerpo pudo salir de allí, acaso hinchadoy sin control, pero mis recuerdos nunca escaparon de aquel lugar infernal. Había cuerpos hechos pedazos, un olor a ladrillo chamuscado, ojos desorbitados y sangre en las paredes (no sólo la sangreroja oscura que recorre las venas, sino la sangre del espíritu).
Soy la calle, soy de la calle, todavía no lo sé.
Conozco la muerte, la conozco de memoria, y de olvido. Hablo de ella porque la vidaestá allí, siempre esperando y actuando… La muerte llega por partes, de a pedacitos. La vida es eterna, inacabable. La muerte es un instante, eso y nada más.
Ahí están los monumentos de oriente; allá,clavados en las montañas, místicos, legendarios. La iglesia de Monserrate implorando clemencia a los dioses (¿al dios?, ¿a Dios?) y a la gente compasión. Y la virgen de Guadalupe custodiando la ciudadcon los brazos abiertos, a punto de volar hacia la eternidad.
Bogotá está llena de ríos, aguas callejeras que aparecen y desaparecen a sus antojo, o mejor, al antojo de las nubes, que chorrean elhumo de los fumadores y el smog de las industrias y los monstruos de metal andantes. Todas estas cosas son invenciones de la creatividad humana. Los cigarrillos se hicieron para matar o salvar. Lasindustrias, para crecer o destruir. El metal con llantas, para estancarse en tráficos inauditos o avanzar en las noches silentes y desocupadas… Bogotá está llena de ríos; caudales o delgadas líneas deagua que aparecen y desaparecen a su antojo. O, mejor, al antojo de los humanos, de los bogotanos.
Bogotá es una ciudad llena de muros impenetrables. Algunos están pintados con letras de inconformidad ypromesas olvidadas. Algunos están hechos de ladrillo… “más libros, menos guerra”… “las ideologías son revolucionarias”… “abajo U…” (¿qué significará U?, ¿acaso un eterno retorno que no se sacia?)....