capitulo17

Páginas: 10 (2386 palabras) Publicado: 28 de septiembre de 2015
El Hombre que Calculaba

Malba Tahan

CAPÍTULO XVII
En el cual el “Hombre que calculaba” recibe innumerables consultas.
Creencias y supersticiones. Unidad y figura. El cuentista y el calculista. El caso
de las 90 manzanas. La Ciencia y la Caridad.

partir del célebre día en que estuvimos, por primera vez, en la Sala de
Audiencias del Califa, nuestra vida sufrió profundas modificaciones. La
famade Beremís aumentó considerablemente. En la modesta fonda en
que vivíamos, los visitantes y conocidos no perdían oportunidad de
lisonjearlo con repetidas demostraciones de simpatía y respetuosos
saludos.
Todos los días veíase obligado el calculista a atender decenas de
consultas. Una vez era un cobrador de impuestos que necesitaba conocer el número de
“ratls” impuestos en un “abás” y la relaciónentre esa unidad y el “cate”1; aparecía, en
seguida, un “hequim” ansioso por oír a Beremís una explicación sobre la cura de ciertas
fiebres por medio de siete nudos hechos en una cuerda; más de una vez el calculista fue
llamado por los camelleros que querían saber cuantas veces debía un hombre saltar una
hoguera para librarse del Demonio. Aparecían a veces, al caer de la noche, soldados turcos,
deaviesa mirada, que deseaban aprender medios seguros para ganar en el juego de los
dados. Tropecé, muchas veces, con mujeres –ocultas por espesos velos- que venían,
tímidas, a consultar al matemático sobre los números que debían tatuarse en el antebrazo
izquierdo para tener buena suerte, alegría y riqueza.
A todos atendía Beremís Samir con paciencia y bondad. Aclaraba las dudas a algunos, dabaconsejos a otros. Procuraba destruir las creencias y supersticiones de los mediocres e
ignorantes, mostrándoles que ninguna relación puede existir., por la voluntad de Alah, entre
los números y las alegrías o tristezas del corazón.
Y procedía así, guiado por elevado sentimiento de altruismo, sin perseguir lucro ni
recompensas. Rechazaba sistemáticamente el dinero que le ofrecían, y cuando algún ricoColaboración de Guillermo Mejía

1

Preparado por Patricio Barros
Antonio Bravo

El Hombre que Calculaba

Malba Tahan

“sheik”, a quien enseñara, insistía en pagar la consulta, Beremís recibía la bolsa llena de
denarios, agradecía la limosna y mandaba distribuirla íntegramente entre los pobres del
barrio.
Cierta vez un mercader, llamado Aziz Neman, trayendo un papel lleno de números y
cuentas, vinoa quejarse de un socio, a quien llamaba “miserable ladrón”, “chacal inmundo”
y otros epítetos no menos insultantes. Beremís procuró calmar el ánimo exaltado del
comerciante, llamándolo al camino de la humildad.
- Cuídate –aconsejó- de los juicios hechos en un momento de arrebato, porque estos
desfiguran muchas veces la verdad. Aquel que mira a través de un vidrio de color, ve todas
las cosas delcolor de ese vidrio; si el vidrio es rojo, todo le parecerá rojizo; si es amarillo,
todo se le presentará amarillento. El apasionamiento es para nosotros, lo que el color del
vidrio para los ojos. Si alguien nos agrada, todo lo aplaudimos y disculpamos; si, por el
contrario, nos molesta, todo lo condenamos o interpretamos de modo desfavorable.
En seguida examinó con paciencia las cuentas, ydescubrió en ellas varios errores que
desvirtuaban los resultados. Aziz se convenció de que había sido injusto con el socio, y
quedó tan encantado con la manera inteligente y conciliadora de Beremís, que nos convidó
aquella noche a efectuar un paseo por la ciudad.
Nos llevó nuestro cumplido compañero hasta el café Bazarique, situado en el extremo de la
plaza de Otman.
Un famoso cuentista, en el medio dela sala llena de espeso humo, mantenía la atención de
un numeroso grupo de oyentes.
Tuvimos la suerte de llegar en el preciso momento en el que el “sheik” El-Medah2, habiendo
terminado la acostumbrada oración inaugural, empezaba la narración. Era un hombre de
más o menos cincuenta y seis años, moreno, de oscurísima barba y de ojos centellantes;
usaba, como casi todos los cuentistas de Bagdad,...
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