Carlos

ANTIGUO EDIFICIO DE LA ADUANA DE BARRANQUILLA

PROCESO DEL PROYECTO DE RESTAURACIÓN



Por Katya González Rosales, Arquitecta













1921. Antigua construcción del inmueble.





Llegué a Barranquilla y me puse a recorrer las calles donde se inició nuestra historia; una historia reciente, pero era la mía, la de mis raíces, la del “el Paraíso”, en la casa dondevivían las Clemow, las hermanas de mi abuela (hoy sede del Banco de la República). Sólo quedaban unas fotos amarillas y unos cuentos, y empecé a descubrir edificios extraordinarios como el Faillace, el Matera, el García, el Gómez Plata, todavía imponentes, inmunes al abandono del traslado a los barrios de “arriba”, fenómeno típico de nuestras ciudades latinoamericanas. Y allí, en el corazón delbarrio abajo, el edificio de la Aduana, un extraordinario cementerio de carros en lo que hoy es su plaza, cubierto de vegetación y de aguas negras.

Cuando el proyecto gana el Premio Nacional de Arquitectura, me doy cuenta que lo importante no era la intervención del edificio y su resultado arquitectónico, bueno o malo, sino que lo verdaderamente importante para la ciudad, mí ciudad, era volver acreer que las cosas se logran, que además funcionan, y que los sueños, si los trabajas, ¡se vuelven realidad!

EL EDIFICIO DE LA ADUANA

El edificio definitivamente me impacto y empecé a averiguarlo todo. Quizá, como venía de Londres, estaba un poco influenciada por Sherlock Holmes: ¿de quién era ese bien? ¿qué se iba a hacer con él? Supe entonces que lo querían regalar para un colegio de laPolicía; otros decían que lo mejor era tumbarlo (casi como lo que hoy sucede con la Caja Agraria). Pero mi padre, el maestro Ricardo González Ripoll, me dio el pitazo: hay que llamar a colcultura. Allí estaba de directora su amiga Gloria Zea, quien me explicó que había en el país un Director de Patrimonio, Álvaro Barrera, a quien llamé de inmediato y envié fotografías de lo que poco a poco era ya miedificio. A la semana estaba Barrera en Barranquilla y nuestro click fue inmediato: me invitó a ver una obra brillantemente recuperada por él en Boyacá.

Al próximo viaje de papá a Bogotá me fui con él y empecé a ver cómo lo importante era recuperar los espacios, la memoria y que, a diferencia de otros edificios en el país, la Aduana estaba enterita, ¡qué maravilla!

Empezó entonces todo unvía crucis para declararla monumento nacional. Para ello inicié la búsqueda de uso y de dolientes del proyecto tocando puertas de alcaldes, gobernadores, directores de Cámara de Comercio y, finalmente, sucede lo que sólo sucede en mi ciudad: un historiador es elegido Gobernador y así el proyecto empieza a tomar forma.

Se abre un concurso de diseño, preparo un equipo invencible con mis colegas yamigos y resultamos ganadores. La puesta en valor del edificio se hace muy respetuosa y se empieza a redescubrir una fachada que no existe, la posterior, la que da hacia la vía 40. Y así empezamos. Donde todo parecía una piscina de aguas negras y los árboles entraban sus ramas por las ventanas de los carros abandonados planteamos la plaza; abrimos las arcadas cerradas durante años y esa otrafachada olvidada hoy se ha convertido en la fachada principal.

¡Y aparecen los rieles! Como suele ocurrir en las obras de restauración, el trabajo nos depara la sorpresa de que en la larga fila de las bodegas originales del edificio, encontramos los viejos rieles del ferrocarril original para convertirse en un testimonio real y concreto; así como la enorme puerta de una caja fuerte que quedatambién como parte de una memoria que a grandes pasos empieza a recuperarse.

Así sucedió también con los pisos de Pompeya de nuestra clásica fábrica de baldosines de cemento, que a aún hoy se mantiene, y de los que sólo hubo que reinstalar algunas partes. También las divisiones originales en el segundo piso sirvieron para organizar las circulaciones para el funcionamiento de la Biblioteca.

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