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Para evidenciar el carácter bipartito de la pobreza
de la experiencia como resultado de la técnica —simbolizada por materiales de trabajo como el vidrio o el
acero— Benjamin contrapone la retorcida y afelpada
decoración de los cuartos burgueses de finales del
siglo xix, pues en ellos tiene lugar, asegura, un paisaje
saturado, repleto de “chucherías en los estantes, velillos
sobre los sofás,visillos en las ventanas, rejillas ante la
chimenea” y demás objetos que reflejan la huella de
sus moradores. Cuartos en los que el hacinamiento se
vuelve la forma más efectiva para apropiarse del espacio
y para desplegar las cualidades de una personalidad
siempre en peligro de extinguirse. Cuartos en los que la
pobreza de la experiencia parece no tener lugar o en los
que debe sortear una serie deobstáculos relacionados
con la acumulación de las cosas para instaurarse. Sin
embargo, este tipo de habitaciones, dice Benjamin, son
cada vez menos frecuentes. Enemiga de la abundancia y
el despilfarro, la técnica nos ha obligado paulatinamente a entregar “una porción tras otra de la herencia de la
humanidad, con frecuencia teniendo que dejarla en la
casa de empeño por cien veces menos su valor paraque
nos adelanten la pequeña moneda de lo actual”. Es ahí
donde, configurado desde una perspectiva mucho más
profunda, el vicio de acumular adquiere una suprema
importancia y donde, adherido al valor de las historias,
el acumulador o coleccionista se convierte en una figura
de primer orden.
Finalmente, analizando las ideas de Benjamin
sobre la naturaleza bífida de la experiencia puedo
comprendermejor las manías recolectoras de mis
familiares. Gracias a su doble significación puedo
esclarecer algunos hechos que, en más de un sentido,
me parecían oscuros o intrascendentes. En efecto, bajo
el influjo de la suficiencia narrativa las fabulaciones
de mi tía X. adoptan un cariz distinto. Quizá detrás de
la retahíla de argumentos esgrimidos para justificar su
nueva colección de elefantes de mármolexista también
una legítima necesidad de transmitir valores nobles y

perdurables, exhortaciones que nos faciliten a todos el
allanamiento de los siempre escabrosos caminos de la
vida. Quizá lo mismo suceda con los intereses multiformes de mis primos: que sean vehículos adecuados para
sembrar en los demás la tierna semilla de la curiosidad
y el conocimiento. Más aún, quizá para alejar de sustediosas existencias cualquier intento de comenzar de
nuevo, los tres busquen, mediante el acopio indiscriminado de objetos, reafirmar las huellas de su propia
personalidad, afianzar los rasgos que los identifican
y diferencian del resto de los mortales. Por mi parte,
después de leer el ensayo de Benjamin prefiero cultivar
sólo parcialmente el vicio de acumular. Seguiré adquiriendo libros, porsupuesto, pero sin perder de vista el
lado positivo de la pobreza de la experiencia. Atraído
constantemente por la seducción de los inicios, agregaré a mi descontrol bibliómano el también encomiable
vicio de escombrar.

De memoria
y memorias

Un acercamiento a
“Funes el memorioso”
a partir de
Walter Benjamin
Circe Rodríguez Pliego

Walter Benjamin proporciona una clave de lectura para
uno de los relatossiempre presentes de Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges, en el pequeño prólogo a la compilación de cuentos

titulada Artificios, se refiere a “Funes el memorioso” como una larga metáfora del insomnio. En este sentido, la aguzada percepción del personaje
borgeano habrá de interpretarse como el testimonio de aquellas horas en
las que el sueño, cual huidiza presa, se esconde entre la penumbra deuna
noche al parecer interminable.

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De memoria y memorias

Manuscrito de Marcel Proust. http://bit.ly/aPkhMR

Un estado en el que los estímulos, las impresiones
e incluso los pensamientos “golpean” al noctámbulo con
una fuerza y viveza inusitadas, que ponen en cuestión
su capacidad para escapar de las redes que la conciencia teje. Y es que en las noches en vela la atención del
individuo...