Cathy Williams En Brazos Del Banquero

Páginas: 124 (30934 palabras) Publicado: 18 de marzo de 2015
En brazos del banquero
Sólo había una manera de sacársela de la cabeza... llevársela a la cama
Cuando Melissa Lee aceptó trabajar para el banquero Elliot Jay, esperaba
mantener con él una relación estrictamente profesional. Quizá Elliot fuera
increíblemente sexy y capaz de hacer realidad hasta sus sueños más salvajes, pero
también era un adicto al trabajo que no se dejaba llevar por susemociones.
La impetuosa empleada nueva... con sus seductoras curvas, estaba volviendo
loco a Elliot... y haciéndolo pensar en nuevos planes que nada tenían que ver con el
trabajo.

Capítulo 1
Elliott miraba por la ventana, con expresión seria. La sala, amplia y minimalista,
tenía una vista particularmente agradable de una de las pocas zonas verdes de
Londres y, en aquel día soleado, casi podría creer queestaba en algún lugar del
Mediterráneo y no en la sala privada de un elegante gimnasio en el centro de Londres.
Elliott miró impaciente su reloj y se volvió hacia la puerta.
Esperar era algo que, sencillamente, no entraba en los planes de Elliott Jay. Eso
era algo que hacían los demás. Él estaba acostumbrado a que sus órdenes se
obedecieran de inmediato sin tener que esperar... veinte minutos,según su reloj.
Frustrado, se dejó caer sobre una silla, deseando haber llevado su ordenador
portátil para no perder el tiempo. Pero las circunstancias lo habían colocado en aquella
posición.
Con una disciplina de hierro, apartó de su mente esas circunstancias y miró
alrededor, aquel sitio tan ordenado, tan limpio, tan impersonal.
Ésa era una de las razones por las que se apuntó si gimnasio dieciochomeses
atrás. Eso y que estaba a un tiro de piedra de su ático en Kensington. Vigo era un
gimnasio que no intentaba parecer acogedor. No había un bar con sofás de terciopelo
donde los agotados clientes pudieran tomar un té, ni tumbonas alrededor de la piscina.
No, todo era de acero y cromo, con periódicos sobre estrechas mesas de metal. Había
un ciber—café para aquellos que sintieran la inclinaciónde entrar en Internet después
de hacer ejercicio y las máquinas de musculación eran lo último en tecnología. Aunque
él no las usaba. Él se relajaba dos veces por semana jugando un brutal partido de
squash y luego nadaba un rato en la piscina. A las ocho de la tarde, cuando quedaba
poca gente.
Como en todos los aspectos de su vida, Elliott hacía ejercicio con total
concentración. De adolescente, suentrenador de rugby le había aconsejado que se
hiciera profesional, pero ser un deportista profesional nunca le pareció algo práctico.
Su intelecto jamás habría podido ser contenido por algo tan exigente físicamente

como el deporte. Su mente exigía enormes retos mentales. Siendo director de un
banco de inversiones, el más joven de Londres, no sólo conseguía ese reto, además
ganaba fenomenalessumas de dinero. Y eso significaba que, a los treinta y dos años,
podía permitirse sus propias aventuras financieras, que solían recibir ingentes
recompensas económicas.
La carga de trabajo, que para la mayoría de las personas sería insoportable, era
energética para Elliott. Su agenda estaba diseñada con precisión militar. Una reunión
seguía a otra y su nombre era sinónimo de éxito en el mundofinanciero.
Pero no trabajaba para ganar dinero, trabajaba porque sí. Incluso en sus horas
de descanso, siempre tenía algo que hacer.
En aquel preciso momento, tenía muchas cosas que hacer y perder el tiempo no le
gustaba nada. De hecho, debía relajarse y recordar que estaba en terreno
desconocido: iba a pedir un favor.
Y no le hacía ninguna gracia.
Pero Melisa Lee había sido recomendada por ladirectora del gimnasio, una mujer
de negocios a la que Elliott respetaba mucho. Por supuesto, no le había contado todos
los detalles, sólo que necesitaba a alguien que pudiera ocuparse de una persona un poco
problemática y con exceso de peso. La señorita Lee parecía la persona perfecta para
el trabajo. Tenía veinticuatro años, era nutricionista y fisioterapeuta y no llevaba
mucho tiempo en el...
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